Christian VII de Dinamarca, marcado un
padre alcohólico, tuvo un convulso reinado marcado por su extraño comportamiento
y la infidelidad de su mujer
Corría
el año 1766 cuando Christian VII de Dinamarca ascendía al trono para suceder a
su padre el rey Friederick V, quien tenía problemas con el alcohol, que
pudieron ser el origen de la mala salud mental del monarca. Pronto decidió
delegar el poder del reinado en un consejo mientras él se abandonaba a una vida
de libertinaje. Esto, unido a sus estrafalarios hábitos que incluían tirar
comida a la cara de los comensales cuando se encontraban reunidos y saltar
sobre aquéllos que le hacían una reverencia, pronto desembocó en el ascenso al
poder, siempre en la sombra, de su médico personal y ministro Struensee.
Christian
VII y Struensee se conocieron en el año 1768 cuando el monarca realizaba un
viaje por Europa en el que el médico le fue recomendado. Cuando el monarca
volvió a Dinamarca, llevó a Struensee consigo, que por entonces ya se había
ganado la total confianza del rey, como su médico personal para pasar a ser
también posteriormente su ministro.
La
reina Carolina Matilde de Gran Bretaña comenzó entonces a interesarse por
Struensee hasta que acabaron por mantener una relación de la que nacería la
princesa Luisa Augusta, reconocida oficialmente por Christian VII a pesar de
ser el fruto del idilio de su esposa con su ministro.
Mientras
todo esto ocurría, la salud mental del rey iba en detrimento, por lo que
Strausee pudo dictaminar un conjunto de leyes y reformas durante un año -abolición
de la tortura, del trabajo cautivo, de la censura de prensa, etc.-, hasta que
la facción más conservadora de país se posicionó en su contra por la relación
que mantenía con la reina y la destitución de cargos de gobierno que fueron
sustituidos por hombres sin conocimientos sobre el país.
El
17 de enero de 1772, Struensee fue detenido y el poder pasó a manos de la reina
viuda Juliana María. Fue juzgado por usurpación de la autoridad real y
ejecutado el 28 de abril de 1772. En cuanto a la reina Carolina Matilde, tras
ser juzgada por su infidelidad -con las declaraciones de las doncellas, que
daban fe de los encuentros valiéndose de pruebas como dejar cera en las cerraduras
para comprobar a la mañana siguiente que la cera estaba rota o esparcir polvo
en el pasillo que llevaba a su alcoba y encontrar huellas de pisadas masculinas-
fue extraditada, muriendo en 1775 a la edad de 23 años en los dominios de su
hermano Jorge III en Alemania.
El
rey Christian VII finalmente murió a la edad de 56 años por un aneurisma mental
y fue sucedido por su primogénito Federico VI de Dinamarca.
Autora| Maya Jiménez Vado
Vía| MECD
Imagen| RTVE
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