El Centro Niemeyer de Avilés acoge,
hasta el 8 de enero de 2017, la exposición “Small Thing In Silence” del
internacionalmente conocido fotógrafo japonés Masao Yamamoto
Imagen de ‘Man&Clouds’, de Masao Yamamoto |
“En los escollos del agua
La brisa azul
Desparrama la luna”
Oshima Ryota (1718-1787)
Oshima Ryota (1718-1787)
El Centro Niemeyer de Avilés acoge en su sala de exposiciones, desde el pasado 23 de septiembre de 2016 y hasta el próximo 8 de enero de 2017, la exposición “Small Thing in Silence” del fotógrafo japonés Masao Yamamoto. Se trata de una especie de retrospectiva en la que a través de 90 fotografías se intenta analizar 20 años de trabajo del fotógrafo cuya obra es reconocida internacionalmente.
Masao Yamamoto
nació en 1957 en Gamagori City, en la prefectura de Aich de Japón, estudió
pintura antes de decantarse por la fotografía en gelatina como medio de
expresión, pero la influencia de la
pintura es patente en sus pequeñas fotos, que en ocasiones trabaja tiñendo
suavemente con té u otros medios, o rasgando sus esquinas a modo de recordatorio
de la fugacidad de las cosas.
Y es
que las obras de Yamamoto son como
el pequeño haiku con el que iniciamos el artículo, metáforas visuales, a las que el espectador se ve impelido a
acercarse con un espíritu sereno que
le ayude a analizarlas con el tiempo suficiente si quiere hacerse cómplice de
su belleza. Yamamoto vive en
Yatsugatake Nanroku, en la prefectura de Yamanashi, en un ambiente rodeado de
la naturaleza y busca sus imágenes a través de largos paseos hasta encontrar
algo que le llama la atención, en ocasiones algo sutil y pequeño que toca su alma.
“Cuando miro hacia atrás en mi camino, me doy
cuenta de que un motivo insistente en mi obra es la obsesión por las cosas
pequeñas. Siento felicidad cuando descubro pequeñas cosas aparentemente
insignificantes que pueden pasar desapercibidas” dice Masao Yamamoto. Y la pequeñez
de esas fotografías, en un blanco y
negro carente de brillo, se convierte en una visión nueva del mundo cuando
nos aproximamos y somos capaces de captar la infinita gama de tonalidades que adquiere su intento de captar la luz.
El tema es siempre la belleza en sí
misma, una belleza
presente en las cosas más nimias, una belleza unida siempre al silencio del mundo natural que para Yamamoto es la
esencia misma de la vida. Observar en calma las imágenes que nos regala
Yamamoto, nos lleva no sólo a adentrarnos en su mundo y en su ideario, sino
también en el nuestro, porque su obra nos habla desde el espíritu primigenio
que une a todos los hombres con el mundo natural.
Por
encima de la civilización y de la industrialización, más allá de la tecnología
y de todas las ideologías, los hombres
somos parte de algo mucho más grande que como paradoja suprema es capaz de
reflejarse en el detalle más pequeño, la
Naturaleza es la esencia de la vida y Yamamoto uno de sus mejores profetas.
Autora|
Ana
Rebón Fernández
Vía| Ana
Rebón Fernández
Imagen| Flickr
Comentarios