La Gran Esfinge, junto con las tres pirámides, conforman el
icono más emblemático de Egipto
Cabeza de la Gran Esfinge sin nariz |
La Gran Esfinge
es una escultura monumental de casi 20 metros de altura, construida en un solo
bloque de piedra caliza y situada cerca del Río Nilo.
No se sabe con exactitud quién fue su “mecenas”, pero por
similitudes constructivas con la pirámide de Kefrén, parece que el faraón fue su patrocinador. De hecho, se
cree que la cara de la Esfinge es la del mismísimo Kefrén.
La Gran Esfinge aparece representada con cabeza humana, símbolo de inteligencia,
y con cuerpo de león, que hace
referencia a la fuerza del soberano. Sobre su cabeza tiene colocado el “nemes” que era una especie de tocado que
se ponían los faraones porque creían que se les identificaba con la divinidad,
aunque también se usaban cuando éstos morían, ya que tenían la certeza de que
les iba a servir como amuleto en el más allá.
En origen la Esfinge estaba policromada con tonos azules,
rojos y amarillos de los que ya no quedan prácticamente nada.
Asimismo, la Gran Esfinge está situada mirando al este. Por allí, es por donde sale
el sol cada mañana y, para los egipcios, allí es donde se encuentra situado el mundo de los
vivos.
Ha habido muchas especulaciones en torno a este tema. Se
pensó que cuando Napoleón llegó a Egipto con sus tropas, éstas utilizaron
la Gran Esfinge como blanco para hacer
sus prácticas de artillería, pero no es cierto.
No hay que perder de vista que Napoleón era un gran amante de la cultura
egipcia y no habría permitido tal destrozo. Además, como prueba clave, hay algunos dibujos realizados
por el arquitecto Frederick Lewis Norden,
antes del nacimiento del emperador francés, en los que aparece la Esfinge sin nariz.
Parece ser que la nariz
fue destruida por un fanático religioso
sufí que, en el siglo XIV, demolió la nariz y parte de sus orejas. No se sabe
si fue también el responsable del desprendimiento de la barba, que fue un
añadido posterior y que hoy se encuentra en el Museo Británico de Londres.
Puede ser probable que la erosión y el paso del tiempo
contribuyeran al deterioro de la escultura, ya que la piedra utilizada en
el monumento es de escasa calidad.
Como vemos, no es la primera vez que fanáticos religiosos destruyen monumentos históricos. Salvando las
distancias, en la actualidad tenemos casos parecidos (Palmira, Mosul, Homs,...) en los que unos cuantos de radicales islámicos siembran el pánico a través de la destrucción
y la manipulación.
Autor| Rosa Mª Huertas Franco
Vía| ABC
Imagen| Misteryplanet
Comentarios