A lo largo de la historia se han practicado torturas tan brutales,
crueles e inimaginables que merece la pena mencionarlas
Acusado torturado con la cuna de Judas |
A lo largo de la historia se han practicado torturas tan brutales, crueles e inimaginables que merece la pena ser recordadas. A continuación, enumeramos y explicamos algunas de las más comunes y macabras.
La tortura del agua
Esta tortura fue muy utilizada en la Edad Moderna, consistía en poner al prisionero tumbado sobre un bastidor,
atado con un alambre de espino y con la boca tapada para que no pudiera
expulsar el agua, poco a poco, por la nariz se le introducía el líquido hasta
que el estómago estuviera a punto de explotar. Después de que se le clavaran
todas las espinas y de la sensación de ahogamiento, les pegaban y saltaban
encima de su estómago para reventarle
las tripas.
Este método no es sólo físico sino también psicológico y ha sido
utilizado en algunas guerras como la de Vietnam (aunque renovado) para sonsacar
información ya que no deja huella.
La tortura del
taburete sumergible
Este método se usó sobre todo en la Edad Media, se basaba fundamentalmente en una silla que sumergían en el agua
con el reo inmovilizado, sentado en ella hasta que confesaba o moría ahogado.
Las principales víctimas de esta tortura fueron las mujeres que eran acusadas
de brujería.
Agua hirviendo para
purificar tus pecados
Cuando el prisionero confesaba su fechoría después de alguna
que otra tortura, era obligado a ingerir agua hirviendo para “purificar” sus
pecados y mantener limpia su alma.
La sierra
Esta pena fue muy popular en España en el siglo XVIII. Consistía en poner a un hombre o
mujer cabeza abajo con los tobillos atados y con una sierra poco afilada iban cortando el cuerpo en dos, la mayoría no
aguantaba hasta el ombligo sin perder el conocimiento.
El machacador de
cabezas o el “aplastacabezas”
Era un instrumento en el cual introducían tu cabeza y la iban aplastando poco a poco
con una especie de casco hasta que los ojos se salían de las órbitas, los
dientes se clavaban en los huesos y el cerebro brotaba por los oídos. Este utensilio
tuvo su máximo esplendor en Europa en la Edad
Media.
La pera
Era una herramienta muy utilizada en la Edad Media para condenar a las mujeres que mantenían relaciones
sexuales, a los homosexuales y a los herejes. Tenía forma de pera y se
introducía en la boca, en la vagina
o en el ano de la víctima y una vez dentro, se abría ocasionando numerosos
desgarros y por consecuencia, la muerte.
El tenedor
Se trataba de una especie de tenedor con puntas en ambos lados y atado al cuello
del hereje mediante una correa de cuero. El reo tendría que hablar en susurros con
la cabeza inclinada hacia atrás ya que con cualquier movimiento el tenedor
perforaría su cuello y barbilla.
Las botas
Con esta tortura las piernas de la víctima quedaban entre
dos tablones atados con cuerdas, encima y debajo de ellos ponían unas cuñas que eran martilleadas hasta que
los huesos de las piernas se
quedaban en meros fragmentos, sólo los sujetaba la piel.
Uñas de gato
Es un instrumento dotado de “zarpas” o “rastrillos” con los
que se arañaba la piel de la víctima
que estaba atado y desnudo. Con este utensilio te arrancaban la piel a tiras y se dejaba al descubierto
los huesos el torturado, se quedaba inconsciente de dolor y moría desangrado.
El potro
El acusado se tumbaba sobre un tablón de madera y se le
ataban las extremidades con cuerdas conectadas con un torno, al girar, el
cuerpo se estiraba al máximo llegando incluso a desmembrarse. Este método fue muy utilizado por la Inquisición española.
Hay otras variaciones del potro en las que al torturado se
le ataba con cuerdas cada extremidad y de cada una de ellas tiraba un caballo.
La jaula de tortura
Metían al prisionero desnudo en una especie de jaula colgante, hasta que se moría
víctima de las inclemencias del tiempo o de hambre y sed.
Quemada en la hoguera
Esta es una de las torturas más populares de la Santa Inquisición, ataban al acusado a
un poste y le prendían fuego bajo la atenta mirada de la muchedumbre. Era
utilizado sobre todo para castigar a las mujeres
acusadas de brujería, ya que pensaban que el fuego purificaba el alma.
La cuna de Judas
Este instrumento fue muy utilizado en época de la Inquisición en Europa, era muy útil
para sacar confesiones.
Se trata de una herramienta con forma de pirámide sobre la que se ponía al
acusado (ano o vagina dependiendo del sexo) desgarrando la zona que entrara en
contacto con la punta de la pirámide.
La doncella de hierro
Su uso se generalizó en el siglo XIX, era un sarcófago dotado de pinchos en el que se metía a la
víctima durante varios días para que su sufrimiento
fuera mayor. Los pinchos se encontraban en las partes blandas del cuerpo
(ninguna vital) porque lo que se quería conseguir era alargar el mayor tiempo
posible el dolor.
Silla de tortura
Era una silla de metal provista de pinchos tanto en el asiento como en el respaldo, que se aseguraba
mediante unos cinturones para provocar el máximo dolor y por si no fuera
suficiente se colocaba bajo la silla ascuas
ardiendo para que la calentaran y quemaran a la víctima.
Empalamiento
Se atravesaba al acusado con una estaca desde el ano hasta la boca, en el proceso el acusado solía
morir y se dejaba el cadáver como pasto para carroñas. Al parecer este método
de ejecución tiene su origen en Asiria.
La rueda
Un método muy utilizado en Europa desde la Edad Media hasta la Edad Moderna consistía en atar
las extremidades del prisionero con unas tablas y pasar por encima una rueda de hierro, rompiendo cada uno de los
huesos y las articulaciones dejando la piel hecha jirones.
Autor| Rosa Mª Huertas Franco
Vía| Escalofrío
Imagen| Scoopnest
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