Para los romanos la comida siempre ha sido una de sus
prioridades, ¿quieres saber cómo se alimentaban?
Alimentos básicos en la antigua Roma |
Antes de que aparecieran en sus mesas las exquisitas comidas
exportadas, los romanos se alimentaban básicamente de los víveres que les
suministraba la tierra: cereales, legumbres, hortalizas, etc.
El cereal por excelencia era el trigo, con el que se producía harina y pan, que era la base de su
dieta. En este sentido, había tres tipos de
pan, clasificado según la calidad de los productos que se
usaban en su elaboración:
- El candidus: el pan más refinado, hecho con harina fina de
trigo de primerísima calidad, apto para los más pudientes.
- El mundus: el pan que
solía comer la clase media, el que más se consumía en Roma.
- El rusticus: hecho
con harina sin moler y con desechos, era un pan bastante duro y había que
comerlo mojado en sopa o en agua.
Por otro lado, en los tiempos en los que los recursos escaseaban los romanos se
nutrían básicamente de “puls” que
era una especie de gachas de cereales hechas con cebada, espelta o trigo, que se
cocinaba con un poco de agua y manteca. El “puls” fue variando a medida que subía
el status de su consumidor.
En sus diferentes variedades, a la “puls púnica” se
le añadía trozos de queso, miel (para endulzar) y huevos cocidos; y a la “puls italiana” se le agregaban ostras
hervidas, sesos y vino especiado. Este plato estaba reservado a la clase alta
de la sociedad romana, no todo el mundo se lo podía permitir.
El vino era otro
alimento básico en la dieta romana, pero como no sabían conservarlo, se agriaba
con facilidad y tenían que tomarlo especiado, caliente y aguado.
La carne era un
manjar reservado a unos pocos. La clase
alta consumía carne de buey,
oca, cerdo, oveja y ciervo, pero no comían de otros tipos como de cigüeña o ibis porque, según ellos,
se alimentaban de serpientes y la carne no era sana. La clase media se tenía que conformar con carne pasada de cerdo y cordero, ya que la fresca era
muy cara. Y, por último, la clase baja no podía
disponer ni tan siquiera de cordero, se alimentaba con alguna que otra ave que cazaban y con carne de perro y
gato.
La carne se conservaba en salazón, en manteca o ahumada, y se
cocinaba con especias y salsas para camuflar su sabor a “rancio”. Una de las
salsas más famosas que se conocen, dentro del mundo romano, es el “garum”. Esta salsa consistía en una mezcla de vísceras
y trozos de pescado fermentados al sol y aliñados con especias, hierbas, vino, vinagre
y sal. El “garum” era la salsa por excelencia de la cocina romana, ya que acompañaba a numerosos platos y además, según creían, era afrodisíaco.
El pescado era
otro alimento que no estaba al alcance de cualquiera. Los peces más cotizados eran el
salmonete y el rodaballo. Sin embargo, la clase baja tenía que conformarse con morrallas en
salmuera (maenae).
La dieta de los romanos, para acabar, se completaba con queso, aceitunas,
altramuces, frutos secos y sopas. También tomaban yogur especiado y, en verano, el “melca” que era una especie de
leche agria condimentada con pimienta o cilantro, garum o sal, aceite e hielo. Además, cuando se casaban, al día siguiente de la boda comían “moretum”,
que era una ensalada compuesta por queso de oveja, apio y cebolla, que les
ayudaba a reponer fuerzas.
¿Qué te ha parecido la base de la alimentación romana? ¿Te
gustaría probar alguna de las cosas que hemos mencionado?
Roma de los Césares; Juan Eslava Galán
Así vivían los romanos; J. Espinós, P. Marià, D. Sánchez y M. Vilar
Imagen| Salmorrejo
Así vivían los romanos; J. Espinós, P. Marià, D. Sánchez y M. Vilar
Imagen| Salmorrejo
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