Piero di Cosimo, el pintor alquimista, y 'La Muerte de Procris'

Analizamos la obra más famosa de este pintor del renacimiento florentino

Imagen de ‘La muerte de Procris’ de Piero di Cosimo
Vasari fue un artista del renacimiento famoso hasta nuestros días por su obra escrita “Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos”, una excepcional fuente para conocer a numerosos artistas. Con respecto a Piero di Cosimo (Florencia, 2 de enero de 14621 - 12 de abril de 1522) nos dice Vasari que destacaba entre los artistas contemporáneos por “la extrañeza de su mente y por su constante búsqueda, a pesar de las dificultades”. Lo califica de hombre excéntrico, maniático y solitario dedicado por entero a su trabajo hasta el punto de descuidar su casa y finca dando como resultado un tipo “más animal que humano”.

Cosimo era hijo de un orfebre, pero cambió su apellido en homenaje a su maestro Cosimo Rosselli, con el que llegó a colaborar en la Capilla Sixtina. Característico de la obra de Cosimo es su gusto por los seres extraños e híbridos y por las formas aberrantes, lo que le traerá siglos más tarde un redescubrimiento por parte de los pintores surrealistas.

Piero habría heredado de su maestro su afición a la alquimia, y esta influyó en su obra en forma de alegorías. Quizás el mejor ejemplo de esto sea la pintura realizada al temple y al óleo, que para algunos representa “La muerte de Procris”. Se trata de una tabla de proporciones extrañamente alargadas 65cm. por 183 cm. Que se cree podía servir de adorno para un arca nupcial o “cassone” donde las mujeres guardaban su ajuar de boda.

El tema de la Muerte de Procris sería apropiado para este ámbito pues trata sobre los celos, es el último episodio contado por  el poeta romano Ovidio en su obra “Metamorfosis. Céfalo y Procris son un joven matrimonio, un día él duda de la fidelidad de su esposa, por lo que se disfrazó y la sedujo, cuando ella estaba a punto de sucumbir se mostró y ella avergonzada huyó al bosque pidiéndole ayuda a la diosa Diana que le regala al perro Laelops que aparece en el cuadro. Céfalo se disculpa, pero ahora es Procris quien celosa sigue a su marido hasta el bosque cuando va de caza, con la mala suerte de que este la hiere con una flecha al confundirla con una presa.

Cosimo representa el momento en el que Procris ya está muerta en brazos de un joven y dulce sátiro con el perro Laelops velándola a sus pies. El cuadro muestra un paisaje acuoso y como de ensueño, renunciando a la perspectiva y los puntos de fuga propios de las representaciones de la época. Varios son los símbolos que pueden relacionarse con los conocimientos alquímicos dotando a la obra de una significación para iniciados, por ejemplo los animales, el perro aparece velando los pies de Procris, pero también al fondo en la playa podemos ver de nuevo al mismo perro y a otras dos, uno blanco y otro negro. Como símbolo el perro representa la fidelidad, pero también  su cabeza representa al creador de la ciencia de la alquimia, Hermes Trimegistos, el tres veces grande. Se trata de un mago legendario que se confunde con el dios griego Hermes, el conductor de almas.

Procris aparece envuelta por un velo rojo y dorado que son los colores de la piedra filosofal. Así mismo parece que tras el cadáver crece un arbusto, el “Arbor Philosophica” es una alusión a la resurrección después de la muerte, a la transmutación espiritual.

Las garzas grises que también aparecen en la orilla del agua derraman según Plinio lágrimas al igual que el hombre, mientras los ríos nos recuerdan al Averno, el reino de los muertos en el que Procris acaba de entrar. El fauno de orejas puntiagudas y patas de macho cabrío, intentó seducir a Procris y luego convencerla de la infidelidad de su marido y ahora pena por su amor.

Imagen| Wikipedia

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