Desde
hace 44 años, diferentes organismos internacionales salvaguardan el Patrimonio
mundial para su conservación y los dólmenes de Antequera han sido su última
incorporación
Dólmen de Menga, en Antequera (Málaga). Foto de Antonio Miranda Fernández |
Turquía, en la última
semana, ha sido tema de actualidad, pero no precisamente por el hecho de que se
celebrara, el día 17 de julio, la 40º Reunión del comité de la lista de Patrimonio
Mundial, sino por otro motivo.
El detonante para la
creación y salvaguarda del patrimonio fue, por una parte, la Primera Guerra Mundial y, por otra, la construcción
de la presa de Asuán en Egipto, por la cual fueron inundados varios
monumentos, entre ellos Abu Simbel y el
santuario de Isis en Philae.
A raíz de ésto, se promovió
por parte de las instituciones internacionales, la recuperación de estos
monumentos, desmontándolos y trasladándolos a una zona donde no estuvieran en
peligro. Para ello, hasta 50 países donaron dinero y así poder costear este
traslado.
A partir de este
momento, se consideró que la conservación de los bienes culturales, a través de
todo el mundo, debía de ser tenida en cuenta. La unión de la UNESCO (Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) y de ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) fue indispensable
para la organización del proyecto sobre la protección del patrimonio cultural.
En esta última sesión,
se ha inscrito a doce nuevos bienes de tipo cultural, otros seis de tipo
natural y, asimismo, tres del tipo mixto. Además, se ha realizado una revisión de
más de 150 bienes para comprobar su estado de conservación, que si no fuera
adecuado, entraría en la lista de
Patrimonio Mundial en peligro.
En estos momento, cuenta con 1.052 sitios repartidos en 165 países en todo el mundo. El país que
cuenta con más adscritos es Italia, seguido por España. Contamos con 46 bienes
de diferentes tipos: Bienes Culturales, Bienes
Naturales y Bienes Mixtos.
El último en entrar ha
sido los Dólmenes de Antequera (Málaga), que son considerados uno de los máximos
exponentes de las construcciones megalíticas de Europa. Encontramos las edificaciones de la época del Neolítico
(dolmen de Menga) o del calcolítico
(Tholos de el Romeral).
La página web de la
Unesco nos ofrece todos estos bienes detallados por países, con una
clasificación general entre bienes naturales o culturales, así como una
descripción de cada uno de ellos y los criterios por los que han sido incluidos
aquí. Es muy interesante poder conocer los detalles por los que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad.
¿Qué
conlleva entrar en esta élite?
Bien, pues la
consideración como parte de Patrimonio mundial es un reconocimiento a la
excepcionalidad universal de de los sitios.
Las características que
deben de cumplir han de ser alguna de estas: una obra maestra de un genio
creativo humano; la manifestación de una serie de valores humanos durante un
periodo determinado por un área geográfica, arquitectónica, planificación
urbana, etc.; ser un testimonio único de una tradición cultural; ser un ejemplo
sobresaliente de una etapa de la
historia de la humanidad; y el criterio de autenticidad así como el estado de conservación
que tengan. Estos son elementos que nos determinan la entrada o no de un bien en este
rango patrimonial.
Aunque hoy en día
parece que todo se protege, ya sea mediante esta proclamación de Patrimonio de
la Humanidad, o bien siendo un BIC (Bien de Interés Cultural), es preciso que
se mantenga este tipo de iniciativas, ya que no solo lo conservan sino que, además, muestran al mundo unos bienes que son excepcionales, haciendo con ello
una labor educativa también.
¿Un punto negativo? Puede que el ser incluido en esta lista haga que la aglomeración por querer visitar este
monumento pueda llegar al punto de interferir
en la conservación de los propios bienes. Por tanto, la revisión que realiza la UNESCO
es una medida preventiva para evitar la masificación de unos monumentos en los
que, a veces, prima más las visitas que la conservación patrimonial en sí misma.
Autor| Marina Sáez Fernández
Imagen I Dólmenes de Antequera, Junta de Andalucía, Unesco
Comentarios