Los signos de puntuación nos ayudan a darle un sentido
correcto a la lectura y la escritura. ¿Qué haríamos hoy en día sin los signos de
puntuación?
Biblioteca de Alejandría |
En las primeras democracias, en Grecia y en Roma, lo más efectivo
era dar un buen discurso convincente, ya que era muy complejo ponerse al leer un
texto en ese mismo instante, porque al practicar la scriptio continua tenían que estudiar el texto con anterioridad
para conocer el contenido y resaltar y enfatizar lo más importante. Además, no
había distinciones entre mayúsculas o minúsculas, lo que hacía del texto una
amalgama de palabras “sin sentido”.
El cambio surgió en el siglo III a. C. en Alejandría con
Aristófanes, un bibliotecario encargado de la Biblioteca de Alejandría que
sugirió hacer anotaciones en los textos para hacerlos más livianos, con un
punto arriba, en medio o debajo de cada línea (comma, colon y periodus) que ayudarían a cambiar la tonalidad de la
lectura dependiendo de dónde estuvieran colocados.
Este “invento” de Aristófanes, al principio, no tuvo mucho
éxito y cuando los romanos relevaron a los griegos dejaron de usar los signos
de puntuación, puesto que los romanos preferían dar discursos a viva voz, en vez
de ponerse a leer.
Con la llegada del cristianismo empezaron a aparecer en los
libros letras minuciosamente decoradas y signos de párrafo. Como consecuencia,
los escribas del siglo VI comenzaron a puntuar sus trabajos para salvaguardar
el significado inicial.
En el siglo VII, Isidoro de León renovó el sistema creado por
Aristófanes dotándolo de unos puntos que indicarían la duración de la pausa. El
punto bajo era un pausa breve, el medio daba lugar a una pausa media y el punto
alto a una pausa larga. Además, les proporcionó un significado. El punto bajo
ocuparía el lugar del signo de puntuación que hoy conocemos como coma y el
punto alto pondría punto y final a una frase.
Los espacios entre las palabras fueron creados por unos
monjes irlandeses y las letras minúsculas aparecieron cuando Carlomagno mandó a
crear un alfabeto unificado, para que todos sus súbditos pudieran leerlo.
En resumen, los signos de puntuación creados por Aristófanes
se convirtieron en esenciales a la hora de escribir un texto, aunque se fueron
añadiendo muchos otros a medida que iban siendo necesarios, como es el caso del
punto coma (punctus versus), que lo
cogieron prestado de los cantos gregorianos medievales, el punctus elevatus que representa a los dos puntos actuales y el punctus interrogativos que es el
antecedente de nuestro signo de interrogación.
Finalmente, los tres puntos pasaron a ser sólo uno y se podían
poner indistintamente, dependiendo de la duración de la pausa que el emisor
quisiera darle al texto.
Autor| Rosa Mª Huertas Franco
Via| Bbc
Imagen| Despiertacordoba
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