En
la batalla de Maratón, que fue decisiva para la conclusión de la Primera Guerra
Médica, los atenienses dieron una grave estocada a los persas en el año 490 a.
C.
En los últimos años se ha puesto de moda practicar atletismo
o, como algunos lo llaman, hacer running.
Los motivos quizás sean que es un deporte relativamente económico, tiene una
libertad horaria bastante amplia, da la sensación de realizar deporte al aire
libre y proporciona unos resultados bastante rápidos en la mejora de la salud
física.
Es posible que la gran
meta de la mayoría de estos atletas sea la de recorrer algún día los 42’195 kilómetros de una maratón. A parte de
la sensación de satisfacción que da el completar esa distancia, ¿por qué es tan emblemática esta prueba
atlética? La respuesta se puede encontrar en la antigua leyenda que dio
lugar a la carrera, es decir, en el mito de la gesta del soldado griego
Filípides.
En la batalla de Maratón, que fue decisiva para la conclusión de la Primera
Guerra Médica, los atenienses dieron una grave estocada a los persas en el año
490 a. C. Los acometimientos se desarrollaron en las tierras y en la playa de la
ciudad de Maratón, ubicada a unos 42 kilómetros de Atenas, en la costa este de
Ática. En el campo de batalla se
enfrentaron los ejércitos del rey persa Darío I, que pretendía conquistar
Atenas por su participación en la revuelta jónica, y de la ciudad-estado de Atenas y sus aliados, que salieron
victoriosos.
Esta batalla, aunque no
fue decisiva, preocupó mucho a los persas porque era la primera vez que fracasaban militarmente en campo abierto contra los griegos.
La victoria dio tanta seguridad a los griegos en sí mismos, que consiguieron resistir
tres siglos más a los embates persas.
Entre tanto, en Atenas,
las mujeres esperaban ansiosas saber el desenlace de la batalla. Los persas habían
jurado que tras vencer a los griegos se
dirigirían a la ciudad para saquearla y sacrificar a las niñas. Según lo
acordado, si las mujeres atenienses no recibían la noticia de la victoria
griega antes de un día, a la puesta del Sol, serían ellas mismas las que
ejecutarían a sus hijos y después se suicidarían.
El triunfo costó más
tiempo del esperado así que, para evitar una desgracia mayor, el general griego Milcíades el Joven envió un
mensajero para que informara a las féminas atenienses de la victoria. El
elegido fue, y aquí se mezcla la historia con la leyenda, el
soldado Filípides, que después de estar un día entero luchando tuvo que
recorrer la distancia que separaba Maratón de Atenas para informar del éxito.
Corrió tanto para llegar lo antes posible que, en su destino, sólo pudo pronunciar la palabra νίκη o victoria antes de morir de
agotamiento.
En la versión que
ofrece el historiador Heródoto, Filípides
recorrió los 225 kilómetros que separan Atenas de Esparta en dos días para
pedir refuerzos. Los persas se estaban acercando peligrosamente a Maratón y la amenaza
era cada vez mayor. Sin embargo, los espartanos rehusaron ayudar a los
atenienses alegando que se encontraban en el período de sus fiestas religiosas.
Aunque no hay evidencias
de que en la antigüedad existiera una competición similar al maratón moderno, los fundadores del C.O.I. tomaron la distancia
de los 42’195 kilómetros para la carrera. Sin embargo, en homenaje a esta
gesta, también se celebra una carrera anual denominada Espartatlón o
Spartathlon, en la que se recorre la mayor distancia que separa a Atenas de Esparta.
Curiosamente, Heródoto escribió sobre Filípides unos 30 ó
40 años después de los hechos, por lo que es bastante probable que se trate
de una figura histórica. No obstante, el
primer relato conocido que habla de una carrera de Maratón a Atenas lo escribió
Plutarco, que vivió entre los años 46 y 120 d. C., en su ensayo histórico De gloria Atheniensium, donde atribuye la
hazaña a un mensajero llamado Thersippus o Eukles, pero no Filípides. Luciano,
un siglo después, vuelve a atribuir la carrera a Filípides.
En conclusión, en los
cinco siglos que separan a Heródoto de Plutarco, es posible que esta historia
se haya alterado y que algún autor
inventara la leyenda de la carrera de Maratón a Atenas. Según parece, Filípides
nunca recorrió la distancia de los 42 kilómetros que estas dos ciudades, aunque
posiblemente sí la de 246 kilómetros entre Atenas y Esparta.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
Imagen| Filípides
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