Es
probable que la leyenda artúrica se originara en la tradición oral o en el
poema galés Y Gododdin
Cuenta la leyenda que Arturo fue el fruto de una engañosa relación
entre el rey Uther Pendragon e Igraine, esposa del duque de Tintagel; y
que, cuando nació, el mago Merlín entregó a sir Héctor al bebé para que lo
criara como a uno más de sus hijos.
Sigue el relato
explicando que el joven Arturo viajó a Londres, liberó la espada Excalibur de la roca y se reveló como el nuevo rey de
Inglaterra. Se casó con Ginebra, instaló su corte en la fortaleza de Camelot
y reinó, como un primus inter pares,
junto a los caballeros de la mesa redonda.
Al final, el relato
cuenta que Mordred, el hijo incestuoso
que tuvo con Morgana, mató a su padre Arturo
en la batalla de Camlann y que fue sepultado en la mítica isla de Ávalon.
Esto es lo que narra,
pero ¿qué hay de cierto en la leyenda?
No es fácil dar respuesta a esta cuestión. El historiador Jacques Le Goff incluye
a Arturo en el grupo de personajes que, partiendo de un origen incierto, evolucionan
al estatus de héroes. Así, el arquetipo
de esta figura pudo surgir de un nebuloso guerrero britano del siglo VI,
que fue modelado con el tiempo por la literatura épica.
Lo cierto es que ni
Gildas ni Beda, los dos historiadores más cercanos a su tiempo, hablan de
Arturo como tal. En todo caso, Gildas
hace referencia a la gran victoria bretona del Monte Badon, frente a los sajones,
donde destacó un jefe bretón llamado Ambrosius
Aurelianus. Pero ¿se se trata de Arturo?
Es probable que la
leyenda artúrica se originara en la tradición oral o en el poema galés Y Gododdin, donde se narra que hubo un
personaje que “sació a los negros cuervos en las murallas de la ciudad, aunque
él no era Arturo”. Asimismo, en la Historia
Britonnum del clérigo galés Nennius,
en el siglo IX, se describió a Arturo
como un guerrero heroico que luchó junto a los bretones. Un siglo después
apareció mencionado también en los Annales Cambriae. Sin embargo, ambas fuentes
son demasiado tardías porque Arturo, si realmente existió, vivió en el siglo VI.
Le Goff indica que el verdadero nacimiento de Arturo estuvo,
en el siglo XII, en la Historia de los
reyes de Bretaña de Godofredo de Monmouth, donde van apareciendo ya
todos los elementos de la leyenda artúrica. Poco después, el poeta Chrétien de
Troyes dilató la leyenda incorporándole elementos fundamentales como los caballeros
Perceval y Lanzarote, el Santo Grial y la fortificación de Camelot.
El medievalista Kemp
Malone, por otro lado, propuso que Lucius
Artorius Castus, un destacado jefe militar romano destinado a Armórica en
el siglo II d.C., pudo ser el germen de
la leyenda. Otros investigadores piensan, a saber, que se trata de un personaje
literario o mítico o, tal vez, de una antigua deidad céltica.
La arqueología tampoco
ha podido demostrar, de forma fiable, la existencia de Arturo. Así que, como
conclusión, el historiador Thomas Charles-Edwards sentencia que pudo haber existido un Arturo histórico,
pero “el historiador no puede actualmente decir nada de interés sobre él”.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
Imagen| ABC
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