Analizamos la exposición que
sobre este cuasi desconocido pintor
impresionista se presenta en el Museo Thyssen Bornemisza
"Autorretrato en el caballete", de Caillebotte, Colección privada |
El
siglo XIX fue un siglo de cambios, la vieja sociedad campesina y su modo de
vida que habían permanecido prácticamente inalterables durante siglos, se fue
trasformando en algo totalmente nuevo, surgieron las ciudades modernas con sus
fábricas, obreros y barrios. El arte siempre ha sido un medio que muestra la
evolución social y en principio las novedades suelen ser rechazadas. Es lo que
les ocurrió a los pintores
impresionistas de la segunda mitad de siglo, denominados así en un
principio de modo despectivo, por la valoración que hizo el crítico de arte Louis Leroy, ante el
cuadro “Impresión, sol naciente” de
Claude Monet (1872-73).
Los
impresionistas formaron un grupo de artistas que realizaron exposiciones independientes, pretendían
en sus pinturas conseguir captar la luz
en un instante preciso más que la imagen en sí, por eso las flores y el
agua fueron algunos de sus temas favoritos. Dentro de los pintores
impresionistas están nombres hoy de sobra reconocidos como Camille Pissarro, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir ó Paul Cézanne
entre otros. Sin embargo algunos autores no alcanzaron tanta repercusión a
pesar de la importancia de su obra. Es este el caso del pintor Gustave Caillebotte (París, 19 de agosto de
1848 - Gennevilliers, 21 de febrero de 1894) que protagoniza la nueva exposición del museo Thyssen Bornemisza del
19 de julio al 30 de noviembre de 2016, comisariada por Marina Ferretti y realizada en colaboración con el Museo de los
Impresionistas de Giverny.
"Calle de París en día de lluvia", de Gustave Caillebotte |
64 son las obras que se presentan en la exposición,
procedentes tanto de colecciones privadas como de distintos museos. Y que está
organizada en 4 etapas acordes con
la vida del pintor tituladas “El París de Haussman, un universo mineral”
donde las obras del pintor reflejan las reformas urbanas realizadas en la
ciudad de la Luz por su gran reformador Napoleón
III y el barón Haussman entre 1852 y 1870 , destacan los tonos grises de la
ciudad que se vuelve más abierta y accesible, pero quizás también más
solitaria, Caillebotte pinta a los burgueses y a los obreros desde perspectivas
sorprendentes, a veces incluso vistos desde arriba, desde su balcón.
“Vacaciones en Yerres”,aquí la familia tenía una
residencia de tipo neoclásico a la que acudía a veranear, el jardín, la casa,
el huerto, los estanques y su iniciación en los deportes de remos y vela son
los temas que refleja en las obras de esta época.
“El Sena y los viajes a
Normandía”, en
1881 junto a su hermano Caillebotte vendió la propiedad de Yerres para adquirir
otra en Petit Gennevilliers a las
orillas del Sena, él mismo diseñará le jardín y el huerto que serán las grandes
pasiones de su vida, a la par que
realiza pequeños viajes a Normandía para practicar el deporte de la vela.
“El Jardín del Petit Gennevilliers”, en 1888 le compra a su hermano
su parte de la finca y adapta las parcelas a sus gustos y necesidades, las
plantas y árboles fueron siempre para él una fuente de inspiración.
Caillebotte, a diferencia de muchos de sus compañeros, fue un hombre que heredó
una pequeña fortuna, quizás por eso y por su corta vida su obra no ha resultado
tan transcendente, aunque contribuyó con
su carácter generoso que lo hiciera
la del resto de los impresionistas, primero organizando exposiciones para ellos
y adquiriendo buena parte de sus obras, y tras su muerte donando esas obras que
había adquirido al Estado francés obligándole
a hacerse cargo de ellas.
Autor| Ana
Rebón Fernández
Vía| Ana Rebón Fernández
Imagen| Wikipedia
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