¿Qué misterios oculta la Capilla Sixtina?

La obra magna del Renacimiento erigida durante el pontificado de Sixto IV esconde más secretos de los que creemos

Dios-cerebro en la creación de Adán de Miguel Ángel
En la estancia de la Capilla Sixtina, a lo largo del tiempo, han intervenido numerosos artistas, pero nos vamos a centrar en la figura de Michelangelo Buonarroti, más conocido como Miguel Ángel.

Miguel Ángel es uno de los artistas más polifacéticos en la Historia del Arte. Pese a su carácter huraño recibió numerosos encargos y proyectos, entre los que destacaron la decoración de la Capilla SixtinaSe encontraba trabajando en Florencia cuando el papa Julio II requirió sus servicios para decorar esta estancia.

En la bóveda de la capilla desarrolló nueve escenas del Génesis y del Juicio Final, en el que trabajó pintando de espaldas y sobre un andamio bastante elevado, todo ello enmarcado con profetas y sibilas, y temas relacionados con Cristo.

Pero la escena que nos interesa es La creación de Adán, en la que aparece Dios representado como un hombre mayor, acompañado por ángeles y por Eva, que espera pacientemente para recibir la chispa de la vida. Todo ello envuelto por una especie de manto vaporoso que alberga en su interior a todos los personajes.

En el otro extremo aparece Adán recostado sobre la Tierra, sin fuerzas, esperando a ser insuflado de vida por Dios.

Esto es, a grosso modo, lo que muchos conocemos de este fresco, pero también sabemos que a Miguel Ángel, como coetáneo de Da Vinci, le fascinaba la anatomía y tenía especial interés por diseccionar cadáveres. Si a esto le sumamos la antipatía que sentía por el papa Julio II y el racionalismo que había heredado de los Medici, tenemos una obra tan sublime y perspicaz como esta.

La creación de Adán de Miguel Ángel
Al parecer, el artista dotó de simbolismo a esta pintura, interpretando el conjunto que forman Dios y los ángeles como un cerebro humano, lo que significa que Dios no es dador de vida sino que el hombre goza de una inteligencia suprema de la que Dios no participa.

La tela o el manto que envuelve al conjunto sería la duramadre, una membrana que cubre el cerebro y lo separa del cráneo. Dios atraviesa todo el cerebro desde el lóbulo central hasta el tallo cerebral y el cerebelo, pasando por el tálamo, fórnix, cuerpo calloso y circunvolución cingulada, que tiene la misma forma que el brazo que sujeta a Eva.

Hay numerosos expertos que han hablado sobre esta hipótesis señalando algunas nuevas, como es el caso de Ian Suk y Rafael Tamargo, que indicaron que en el fresco de la separación de la luz y de las tinieblas aparece un Dios en escorzo, con los brazos levantados en el primer día de la creación en el que se “hizo la luz”. Estos expertos descubrieron que en el cuello de Dios aparece una representación del cerebro y de la médula espinal que se extiende hasta el abdomen.

En este fresco se identifican el quiasma óptico, el puente de Varolio, el lóbulo temporal, las pirámides del bulbo raquídeo y un pedúnculo cerebral. Estas protuberancias en el cuello están firmemente iluminadas para ser el centro de atención. Además, en este fresco, el cuello no está pintado como debería siendo el artista uno de los más diestros en cuanto anatomía se refiere, por lo tanto hace pensar que nuestro querido Michelangelo encubrió estos símbolos adrede.

¿Crees que Miguel Ángel pintó estos símbolos a propósito? O, por el contrario, ¿crees que es una teoría disparatada?

Imagen| Antroporama

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