Los
textos del Génesis se componen de una serie de narraciones legendarias situadas
fuera del espacio y del tiempo histórico
'La creación de Adán' es un fresco en el techo de la Capilla Sixtina, pintado por Miguel Ángel alrededor del año 1511 |
La Biblia es una compilación de
libros sagrados que, desde una perspectiva mitológica, pretende transmitir la
palabra Dios a la humanidad. Se divide, grosso modo, en dos partes bien
diferenciadas: el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento, por
un lado, se comienza a escribir en el mil antes de Cristo aproximadamente y narra los principales hitos de la historia del pueblo de Israel, destacando
a sus grandes patriarcas. El Nuevo
Testamento, por otro lado, surge tras la experiencia que un grupo de judíos
vive con Jesús, su Maestro.
Desde
un punto de vista racional, muchas de
las secuencias del Antiguo Testamento
se han podido comprobar por la Historia, y por otras disciplinas auxiliares
como la Arqueología. Sin embargo, otras partes
no se pueden demostrar porque no son más que el fruto de la percepción simbólica
que el hombre antiguo tiene del mundo que le rodea. Y no es de extrañar. Se
debe tener en cuenta que los textos testamentarios se elaboran en un tiempo en el
que prevalece, lo que Goleman denomina, la mente
emocional sobre la racional. Asimismo, hay que sumar que, en el mundo
antiguo, la emocionalidad es asociativa.
Se considera que el conjunto de los elementos que conforman la realidad forma
parte de un universo simbólico. Este universo, al ser simbólico, no puede
entenderse desde un punto de vista racional.
Así, el Antiguo
Testamento está sujeto al profundo ambiente mítico que la mente emocional
proporciona. Se manifiesta incluso en un lenguaje singular. El uso de recursos
retóricos como los símiles, las metáforas, las parábolas, las fábulas o las leyendas
conforman un mundo simbólico en sus narraciones. Las historias de los grandes patriarcas
y profetas hebreos se narran, así, en el lenguaje de la emoción. Tiene poco
sentido, como vemos, acercarse a los textos bíblicos haciendo un análisis
puramente racional, ya que están preñados de una simbología que únicamente
puede ser expresada y entendida con el lenguaje del corazón. Joseph Campbell lo
resume magistralmente indicando que “los
sueños son mitos privados y los mitos son sueños compartidos”.
El
libro del Génesis, en este caso, ilustra nuestra reflexión. Sus textos se componen de una serie de narraciones
legendarias situadas fuera del espacio y del tiempo histórico. No importa realmente ni una geografía ni una cronología exactas
porque lo esencial es la simbología de sus relatos. Sus historias son mitos
que, protagonizados por personajes de carácter divino o heroico, interpretan la
creación del mundo y los orígenes de la humanidad.
La raíz de los textos del Antiguo Testamento se hunde en los relatos que, de boca en
boca, perduran en la tradición oral del hombre antiguo. Son imágenes que forman parte de la memoria mítica del
pueblo hebreo y que se varían hasta que definitivamente se plasman por
escrito y se hacen inalterables.
En la
Antigüedad, en conclusión, empleando palabras de Calderón de la Barca, se puede
afirmar que “toda la vida es sueño, y
los sueños, sueños son”.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
Imagen|
Wikipedia
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