Un nuevo cazadero de bisontes de 11500 años de antigüedad descubierto en Oklahoma

Algunos tramos del Río Beaver fueron usados como cazaderos de bisontes durante varias generaciones de paleoindios

Recreación de un cazadero paleoindio en el Río Beaver
En un tramo de llanura de inundación del noroeste de Oklahoma, ya conocida por su profusión de sitios prehistóricos de caza, ha aparecido un nuevo hallazgo. Se trata de una dispersión de huesos de bisonte masacrados, de hace unos 11500 años, que se fueron acumulando durante siglos de cacerías, según los arqueólogos.

El hallazgo incluye una serie de restos óseos de diferentes partes de antiguos bisontes y dos herramientas de piedra: un “martillo” de cuarcita y una pequeña lasca puntiaguda de sílex de Texas.

En conjunto, estos artefactos presentan una profundidad estratigráfica récord con respecto a otros hallazgos de caza de la zona del Río Beaver. Según la doctora Kristen Carlson, una arqueóloga de la Universidad de Oklahoma, “el complejo del Río Beaver es único, ya que fue visitado varias veces durante el período Paleoindio y se ha conservado muy bien para nuestra investigación”.

Proceso de excavación y recreación de uno de los cazaderos paleoindios en el Río Beaver
El último hallazgo, en el que ha intervenido también el doctor Leland Bement, se ha hecho en un estrecho banco de tierra situado entre dos arroyos cercano a otros tres cazaderos más. En general, los cuatro sitios forman parte de un complejo que se encuentra dentro de un espacio de tan sólo unos 700 metros de distancia a lo largo del Río Beaver, según señaló Bement. El más antiguo de ellos tiene más de 12000 años de antigüedad y data de la época de la cultura de Clovis.

Este último hallazgo es uno de los más recientes de los cazaderos Paleoindios localizados a lo largo de este tramo del río. En general, los sitios descubiertos aquí son notables por la técnica de caza que revelan. Se trata del empleo de las llamadas “trampas arroyo” que, según los arqueólogos, es el método más antiguo conocido para la caza del bisonte a gran escala.

Los antiguos cazadores empleaban los arroyos o los fosos como líneas motrices naturales, explicó Bement, para perseguir a los bisontes y llevarlos a un callejón sin salida con un barranco de fondo. Cuando cercaban allí a los animales, los masacraban precipitándolos por el barranco en números de 30 a 60 ejemplares.

Aunque la dispersión de huesos recientemente descubierta no incluye ninguna evidencia de la matanza en sí, según Carlson, los restos de la desmembración y las herramientas son indicios de que los animales fueron procesados, allí mismo, por los cazadores prehistóricos.

Situación geográfica de los cazaderos paleoindios en el Río Beaver
Por otro lado, los restos de carbón vegetal encontrado entre los huesos han dado fechas, mediante la datación por radiocarbono, de unos 11500 años de antigüedad. Sin embargo, al escasear los restos de cultura material en este último yacimiento, es difícil conocer la evolución de los artefactos usados.

Los otros tres cazaderos de bisontes sí han revelado, sin embargo, indicios de una transformación fundamental, ya que las herramientas utilizadas para cazar y para procesar las piezas cambiaron notablemente con el tiempo. Se pasó de los artefactos de la cultura de Clovis a su fase posterior conocida como Folsom.

La rica estratificación de artefactos no sólo revela la transición de las culturas de esta zona de Oklahoma, sino que también demuestra que muchas generaciones de cazadores utilizaron esta zona específica de tierra a lo largo del Río Beaver, por lo menos durante ocho siglos. Las técnicas y los lugares de caza se fueron transmitiendo de generación en generación.

Imagen| Blasting News

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