Desde
el Neolítico podemos analizar el recorrido de los canes junto al hombre y
reflejo de esto será la Historia del Arte
'Cuatro ases' (1903), de Cassius Marcellus Coolidge |
En el arte podemos
rastrear las diferentes imágenes que han acompañado a las representaciones de
dioses, personajes ilustres u otras representaciones con sus canes. Pero antes
algunos datos sobre los perros y su origen.
La denominación exacta
es “Canis
Lupus Familiaris”. En el año 1993 se
descubrió a través del ADN mitocondrial (aquel que se trasmite de madres a
hijas) que la diferencia entre el Lobo
(Canis Lupus) y el Perro, genéticamente hablando, es solo del 0,2 %.
¿Cómo lo hicieron? ¿Cuándo?
Bien pues los primeros
datos que se tienen de esta domesticación son del Neolítico, cuando el ser
humano comienza asentarse. Dos son las teorías más aceptadas:
- El merodeo de los lobos a los poblados atraídos por el alimento que habría en las cercanías.
- La adopción de una
camada de cachorros que han sido separados de sus padres. De esta manera, al
ser criados con seres humanos, después de 10 generaciones ya podrían tener
cambios morfológicos.
Se estableció una
relación este el hombre y el perro. La adopción de estos animales por parte de
un grupo de personas suponía un avance en sus técnicas de caza, los perros se
convirtieron en una herramienta para el hombre.
En cuanto a las representaciones
que encontramos a lo largo de la Historia del arte, los bajos relieves asirios y las pinturas en el Antiguo Egipto nos
muestran al Lebrel como el protagonista.
Estos consideraban a los perros reales. Solo los nobles podían tenerlos.
Muchos serán momificados
junto a sus dueños. Plutarco atestiguo
que “Los componentes de la familia se
afeitaban el cuerpo y la cabeza para así poder calmar su pena”. Con ello
vemos como eran parte muy importante en la sociedad.
Además en esta cultura
tenemos que hacer referencia a ANUBIS,
el dios que presidia la momificación de los cadáveres, que tiene cuerpo de
hombre y cabeza de chacal. Este animal es un símbolo positivo dentro de la
cultura Egipcia.
En Grecia,
se puede ver diferentes periodos en sus representaciones. En los primeros años
vemos que son mostrados como agresivos, mostrando los dientes. Pero en cambio
en el periodo clásico y después en el helenismo serán tratados como símbolo de
fidelidad.
En la Odisea se le dará un papel muy
importante a este animal, ya que será el único que reconozca a Homero cuando
vuelve de su viaje. Dentro de la iconografía clásica el Can
Cerbero es la forma la representativa de este animal. Es el guardián (un
perro de tres cabezas) del inframundo. Tendrá numerosos representaciones a lo
largo de la historia.
En la Antigua Roma se utilizaban los perros
en las guerras y enfrentamientos bélicos, le cortaban las orejas para evitar
que sufrieran heridas en estas zonas cuando van a combatir. Era tal su
importancia que existía el cargo de
“procurator cinofilis” que era el encargado de llevar las razas más valiosas a
Roma para la venta.
En el arte paleocristiano, el bizantino y en la Alta
Edad Media no existen casi representaciones de estos animales. Con una
excepción, en la representación de “San Cristóbal” que se dibujaba con cabeza
de perro.
En
la edad del Humanismo, la mejor imagen de este animal será en el cuadro realizado por Van Eyck, el Matrimonio Arnolfini.
Las representaciones de
este pequeño animal adquieren otro significado. Están ahí como símbolo de la
fidelidad matrimonial. Esto nos muestra un nueva temática, la aparición de los
“perros de compañía” en las casas burguesas.
Las representaciones de
escenas de caza en las que siempre aparecen canes serán muy comunes a partir de
ahora, así como en aquellas escenas que se muestre la vida en la corte. También
podemos ver la representación de los perros adquiere un significado de status.
En el siglo XVI y XVII no varían las
temáticas de representación de estos animales, pero sí que podremos ver muchas
más razas. Además ya será algo muy común la aparición de estos en los lienzos y
esculturas de esta época.
A los caballeros se les representara con
mastines, galgos o sabuesos. Y a las damas
con perros pequeños y con el pelo más largo que hacen las veces de acompañante.
Por otra parte en los caballeros que querían aparecer como fieles, cultos y
respetados también se les representara con un pequeño perro. La raza más famoso
será el “Boloñés” que es una versión del maltes.
En el periodo Isabelino
de Inglaterra se instauro una nueva práctica, la carrera de perros. Ello daría
con el tiempo una nueva raza, el Galgo Irlandés. Las formas esbeltas y
elegantes de estos tuvieron mucho éxito en las pinturas inglesas del siglo
XVII.
El
siglo XIX el perro ha experimentado ya su gran trasformación: de animal
específicamente seleccionado y adiestrado como “ayudante” del hombre en
numerosas situaciones se ha transformado ante todo en un “hecho social”.
Capítulo a parte serán las guerras, tenemos numerosas
referencias de cómo el perro jugó un importante papel en la conquista del Nuevo
Mundo. Era una práctica común utilizar a los perros para atacar a los
indígenas, literalmente echándoles a los perros. Así como posteriormente
serán utilizados en la Primera y Segunda Guerra mundial. Y no en los lienzos
sino como animal de “lucha” o bien para llevar carga o medicamentos.
Han estado con nosotros
toda nuestra historia, son un elemento más de ella y es interesante poder
conocer como, al igual que nosotros, han ido evolucionando hasta llegar a ser
un elemento indispensable en la sociedad actual.
Autora| Marina Sáez
Fernández
Imagen| Wikipedia
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