Inteligencia social y
engaño
En la imagen, un árbol de primates |
Las
causas y fenómenos que dieron lugar al origen del cerebro humano han sido,
desde las postulaciones de Teorías evolucionistas como la Darwiniana, motivo de
curiosidad y constantes estudios, a menudo controvertidos.
En
las tres dimensiones antropológicas del engaño que establece Miguel Catalán en
su descripción de la naturaleza seudológica del hombre, cita “el lenguaje” como
el factor que propicia la mentira específicamente humana. Consecuentemente uno
de los principales fundamentos que nos aproximan a los orígenes del “engaño” se
basa en la aparición del lenguaje. Estudios sobre el grupo social, la
interacción social, la comunicación y el habla también han sido objeto de
análisis y perspectivas evolucionistas, siendo relevadas anteriores
investigaciones centradas en la organización y prácticas sociales de homínidos
por otras dirigidas hacia primates no humanos actuales y hacia sus pautas de
comportamiento social en contextos análogos a los de los homínidos. Esta praxis
nos conduce a establecer que la emergencia del lenguaje a su vez, se encuentra
estrechamente relacionada con el tamaño del grupo social de primates no humanos
y el tamaño del neocórtex o cerebro racional.
Diversos
estudios han mostrado esta correlación entre el tamaño del grupo social de
primates no humanos y el tamaño del neocórtex o cerebro racional. Dumbar (1992)
y Aiello y Dumbar (1993) sugieren que el tamaño del grupo está limitado por el
número de relaciones que un individuo puede gestionar adecuadamente y que está
ligado al tamaño relativo del neocórtex. Aunque se trate de una explicación
tosca, ésta ha contribuido a determinar el tamaño de los grupos de homínidos a
partir de mediciones de capacidad craneana y tamaño del cerebro. Esta
correlación refuerza la argumentación de un paradigma en el que el incremento
del tamaño del grupo en los homínidos es un factor clave para la emergencia del
lenguaje, basándose en la cohesión social.
Se
dispone de pocas variables ecológicas que ayuden a delimitar el tamaño de
grupos humanos, sin embargo se asume la multiplicidad de elementos emergentes
que tuvieron lugar en estas configuraciones: posiblemente la necesidad de
defensa contra ataques de depredadores en espacios abiertos haya sido
determinante para estas configuraciones grupales, del mismo modo que el
surgimiento de la competencia por el acceso a los recursos fue un factor por el
que el aumento de los grupos derivara de la necesidad de protegerse unos
respecto de la amenaza de otros, además de la relación con la vida nómada o el
desplazamiento continuo en constantes procesos migratorios.
Se
establece por tanto que la composición del grupo es otro de los aspectos
contrastados que es reforzado además, a partir de las vinculaciones y redes
sociales estudiadas comparativamente en sociedades de primates no humanos
actuales y sociedades de cazadores-recolectores que conlleva a la
relativización de la particularidad humana pues, de los trabajos de campo
realizados desde los años 60 sobre sociedades primates, ha quedado constatado
que igualmente éstos establecen relaciones de larga duración dentro de
estructuras sociales estables, que reconocen a otros individuos, asimismo
discriminan entre jóvenes y adultos, amigos y enemigos, compañeros sexuales y
parientes.Este paralelismo permite contemplar la comunidad humana como una
sociedad primate y aunque este planteamiento no presuponga una base de la
sociedad sobre el origen del lenguaje, implica el reconocimiento de la
imbricación entre ambos.
Dimensiones
comunes tales como el sexo, la vinculación genética, la asociación para
actividades, la acción recíproca… impulsan lo que Foley y Lee (1989)
denominaron como “el espacio social finito” en las sociedades de primates. Un
catálogo de tipos de sociedades primates que no atiende a un marco
clasificatorio de familias humanas sino que sugiere cómo pudo ser el grupo de
los primeros homínidos. De este catálogo comparativo de sociedades humanas se
deduce un patrón habitual de relaciones estables de individuos masculinos y
femeninos vinculados genéticamente que puede significar un punto sobre el que
basar hipótesis sobre las posibles funciones sociales que pudieran haber
impulsado la emergencia del lenguaje, así como de las funciones sociales del
lenguaje de una manera diferenciada.
Dumbar
(1998) propuso hablar de un “cerebro social” en el que las cuestiones sociales
y no las ecológicas son las impulsoras de una presión selectiva hacia el
incremento del cerebro y hacia el lenguaje. Si la función primaria del lenguaje
es hacer posible el intercambio de información social para enlazar a grupos
sociales más grandes y dispersos, se presupone que el tamaño de los grupos ha
de haber potenciado las conductas de engaño táctico y que el lenguaje lo ha
facilitado.
Una
vez arraigada la idea de que la compleja vida social que llevan los primates ha
constituido la presión
selectiva para que
estos desarrollaran una
“gran inteligencia”, asociada
a una extensa neocorteza cerebral, se amplían posteriormente estudios
a finales de los 80 que reafirman la
complejidad de la
subsistencia al interior de los grupos de primates, enfatizando que las
capacidades cognoscitivas superiores
evolucionaron como adaptaciones
para lidiar con
las exigencias de
la vida social. Lo que algunos han llamado
“inteligencia maquiavélica” para referirse al engaño intencionado en primates,
debe ser visto como consecuencia de vivir en grupo y de disponer de un
lenguaje, refiriéndose a estrategias sociales complejas por las cuales
un individuo busca maximizar su
éxito reproductivo directo
o indirecto.
En
este artículo y en posteriores mencionaremos algunas de estas estrategias de
“inteligencia social” en las que el lenguaje es articulado en el contexto de la
sociabilidady sus causas, pues probablemente nos acerquen a prácticas
contemporáneas que si bien no se reproducen conscientemente reflejan
comportamientos tácticos de engaño que el humano ha continuado desarrollando en
cierta medida.
Comenzaremos por las tácticas
de engaño en estrategias reproductivas, cómo se articula y sus causas.
Así partimos de un escenario en el que ciertos factores habrían incrementado
los niveles de conducta engañosa entre varones y hembra, puesto que ambos
tienen estrategias reproductivas diferentes y potencialmente conflictivas. Ciertos
aspectos de la conducta social devienen de factores relacionados con una
ampliación en la dieta en la que se incorpora carne, grasa o médula de algún
tipo de planta. Estos alimentos incorporados requieren de extracción o
preparación por lo que la madre habría de abastecer a los recién destetados
incrementando el tiempo de adiestramiento a los hijos en el abastecimiento autónomos.
Estudios
comparativos sobre sociedades humanas actuales y primates superiores muestran
relaciones de colaboración entre mujeres adultas parientes en este
aprovisionamiento de alimentos de los recién destetados. Esto desencadena una
prolongación en el ciclo vital de las mujeres que va más allá de la menopausia
aumentando igualmente la colaboración en el grupo hasta la longevidad. Por
tanto, aunque la tasa de mortalidad se incrementa, muchas mujeres no contarían
con la ayuda de familiares mayores y esto conllevaría a la búsqueda de esta
colaboración en otros miembros del grupo, concretamente en los varones.
Los
varones, por otro lado, habrían elevado la atención prestada a las hembras
dadas las características de la fisiología reproductiva de ellas, a saber:
ovulación no exteriorizada, receptividad sexual continua y estacionalidad
reproductora. Esto desencadenaría en que las hembras elaborarían tácticas de
engaño para animar a los machos a aportar aprovisionamiento, e igualmente éstos
usarían tácticas de engaño para conseguir el acceso sexual sin tener que
comprometerse a una ayuda que solo beneficiaría a ellas.
Citas bibliográficas
- Antropología de la Mentira,
Miguel Catalán, 2014. Seudología II
- “La inteligencia
maquiavélica de los primates y la evolución del cerebro social”. Ricardo
Mondragón-Ceballos.
- “Las dimensiones sociales y
culturales en el origen del lenguaje”. “Hablar y pensar, tareas culturales.
Temas de Antropología Lingüística y Antropología Cognitiva”, Honorio M. Velasco
Maillo. Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid 2003
Autora|
Margarita de Tena Calvo
Vía|
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