Unos
especialistas analizan los textos cuneiformes de las tablillas de la Colección
Vicenciana
Tamaño de una tablilla y de un teléfono móvil |
El concepto de
llevar información en tabletas no es nuevo sino que, salvando las distancias,
ya existía hace más de 4000 años. Mesopotamia,
la tierra entre los ríos Tigris y Éufrates, fue la cuna de la escritura, usándola primero como forma de control
administrativo y después como medio de transcripción literario. Uno de los
soportes principales que se utilizó para la escritura fue la tablilla de arcilla, en la que se grababa
los caracteres con un punzón puntiagudo.
Algunas de esas
milenarias tablillas “de bolsillo”, hechas de barro y escritas con signos cuneiformes,
han viajado desde Irak hasta los Estados
Unidos, para ser guardadas y estudiadas en la Universidad DePaul.
Se han llevado
concretamente 94 tabletas de las civilizaciones sumerias, acadias y babilonias.
Tienen diferentes dimensiones, aunque la mayoría de ellas son de menor tamaño que
un teléfono móvil. De hecho, las tablillas
de mayores miden unos 10 centímetros de alto por 5 de ancho, y las menores unos
2,5 por 2,5 centímetros.
Según Andrew Rea, el
bibliotecario que supervisa la Colección Vicenciana en la Biblioteca John T.
Richardson del Campus de Lincoln Park en la DePaul, “la mayoría de estas tablillas funcionaban como recibos, por lo que debían
ser fácilmente transportables”. Rea, sin embargo, no puede interpretar los
antiguos escritos cuneiformes que contenían las tabletas. Por tanto, la
biblioteca ha tenido que acudir a K.
Lawson Younger, un reconocido experto en lenguas semíticas y en historia antigua
del Próximo Oriente, para que ayude a examinar las tabletas.
Younger, profesor
de la Universidad Internacional de la Trinidad en Deerfield, en Illinois, presentó
los resultados de sus análisis, el pasado día 7 de mayo en una conferencia, y proporcionó un contexto que seguro que ayudará
a encajar los elementos de la colección con el resto de tablillas cuneiformes que
se encuentran repartidas por todo el mundo.
No hay mucha gente
en el mundo que pueda traducir este tipo de textos. “Tienes que ser muy
especializado y no muchas personas tienen esta habilidad”, dijo Rea. “El profesor Younger nos está prestando su
habilidad y experiencia para ayudarnos a conocer la importancia histórica
de estas tablillas”.
El origen de la
colección hay que buscarlo en la persona de Charles-François Jean, un sacerdote vicentino especialista en lenguas bíblicas,
que adquirió la mayor parte del muestrario durante el siglo XX para su investigación.
El conjunto pasó después a manos de otro sacerdote vicentino llamado Charles-León Souvay, un erudito también
en lenguas bíblicas que enseñaba en el Seminario Kenrick Glennon de St. Louis y
que dejó las tablillas en el seminario cuando regresó a su Francia natal.
En el año 2014, la
colección de 94 piezas fue donada a la
Universidad DePaul. Una selección de las tabletas se exhiben en la
Biblioteca John T. Richardson y el resto se guarda en el Departamento de
Colecciones y Archivos Especiales, donde se encuentran a la disposición de los investigadores
y de los estudiantes.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
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