En
los ejércitos de la Antigüedad primaba la infantería. Sin embargo, no debemos
desdeñar el papel que jugaron otros cuerpos del ejército, como la caballería,
cuyo equipamiento fue decisivo en el campo de batalla
Escena idealizada de una batalla del Ejército romano |
El Alto Imperio Romano (27 a.C.- 284 d.C.) es un periodo que comprende
desde el momento en que, ayudado por los éxitos militares de Agripa, Octavio recibió el título de Augusto (27 a.C.),
hasta la llegada al poder de Diocleciano (284 a.C.).
Durante esta fase de la
historia romana la caballería gozaba
de un variado y completo equipamiento
compuesto de una serie de elementos. En primer lugar, encontramos los yelmos, que se diferencian de los de la
infantería, como por ejemplo en la excesiva protección de la nuca, pues los jinetes
podían romperse fácilmente el cuello al caer de espaldas al caballo.
Otro elemento defensivo del jinete
era su escudo plano, ya fuera con
forma oval, rectangular o hexagonal. Se construían con tres capas de tablillas
de madera cubiertas de una capa fina de cuero, pero al contrario que otros
escudos romanos, el agarre era vertical. Su peso oscilaba sobre los nueve kilos
y el umbo se situaba por encima del centro del escudo. En esta labor defensiva
el escudo era ayudado por una coraza de
malla o una armadura de escamas.
Caballería auxiliar romana. Autor: Peter Dennis |
En cuanto a su equipamiento
ofensivo, la caballería gozaba de
variados recursos. Entre ellos destacaba la spatha, una espada larga
y esbelta, pues los caballeros requerían de un mayor alcance que los soldados
de a pie. La longitud de las hojas oscilaba entre 65 y 91,5 centímetros, con
una anchura usualmente por debajo de los 4,4 centímetros. El pomo, la guarda y
el mango eran generalmente similares a los tipos del gladius (espada de los legionarios).
Además
de la spatha, los jinetes tenían una amplia gama de lanzas y jabalinas. La más larga era el contus, una lanza que medía en torno
a 3,65 metros de largo y era utilizada a dos manos por un portador sin escudo.
Cabe destacar, que era un arma de golpe, que no se podía arrojar con
efectividad. Pero la mayoría de la caballería se valía de una lanza de combate
más corta y que se utilizaba con una sola mano, sin olvidar algunas pequeñas
jabalinas arrojadizas.
En cuanto
a las sillas de montar destaca la de
cuatro cuernos, que fue utilizada
también por galos, partos, sasánidas, persas y sármatas, además de por los
romanos. Cuando un jinete se depositaba sobre la silla, los cuatro cuernos se
cerraban sobre sí sujetando las caderas del jinete. Esta sujeción les permitía
lanzar un proyectil o esgrimir una espada con la suficiente efectividad.
Spatha Romana |
Además
de todo este equipamiento militar, la caballería poseía una armadura de desfile fuertemente
decorada, la cual estaba acompañada de yelmos
de desfile, una máscara facial de diseño realista y otros
elementos decorativos, que se utilizaban en los juegos de caballería. Estas ceremonias comenzaban con un conjunto
diverso de maniobras y cargas, seguidas por ejercicios individuales y en grupo.
Divididos en dos equipos, los caballeros se enfrentaban arrojándose lanzas de
punta roma, buscando alcanzar el escudo. Estos ejercicios reflejaban las
habilidades requeridas para el combate real.
Como
hemos visto la caballería durante el Alto
Imperio Romano gozaba de un amplio equipamiento, tanto ofensivo como
defensivo, pero también poseía su equipamiento específico relacionado con
tareas de desfile y juegos de caballería.
Autor| José Luis Azorín Navarro
Vías| GOLDSWORTHY, A. El ejército romano. Madrid, Akal, 2005.
GOLDSWORTHY, A. Grandes generales del ejército romano:
campañas, estrategias y tácticas. Barcelona, Ariel, 2005.
Imágenes| Arre
Caballo, Campamento
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