El
Sitio de los Dólmenes de Antequera, en Málaga, puede ser inscrito en la Lista
de Patrimonio Mundial de la Unesco
Dolmen de Menga, Antequera |
Hace algunos días
leíamos en Diario Sur que la Junta de Andalucía ha elaborado un expediente para
conseguir que el Sitio de los Dólmenes
de Antequera, en Málaga, se inscriba en la Lista de Patrimonio Mundial de
la Unesco.
El expediente, que
no se resolverá hasta 2016, se ha ofrecido en tres volúmenes. En el primero,
como establece la Unesco, se explican detalladamente los cinco bienes presentados,
es decir, el tholos de El Romeral, los dólmenes de Menga y Viera, y los parajes naturales
de El Torcal y La Peña de los Enamorados. En el segundo se presenta un anexo y
se expone la relevancia del megalitismo como una de las grandes manifestaciones
culturales de la Humanidad. En el tercero se entrega una documentación digital en
ocho discos.
Lo cierto es que
llama la atención cómo estos monumentos, construidos entre el Neolítico y la
Edad del Bronce, se han mantenido casi
inalterados por el tiempo. Todavía hoy nos preguntamos cómo se pudieron levantar
estas enormes estructuras en aquel tiempo. Pero, sobre todo, son sugestivas las
numerosas tipologías que se engloban dentro del término megalito, que varían según
las zonas o la funcionalidad.
En la fachada atlántica, por un lado, destacan hasta siete formas megalíticas
diferentes. El menhir, del bretón piedra
larga, que es un monolito vertical como el de Spellenstein en Rentrisch
(Alemania), de 5 metros de altura. El alineamiento, que es una hilera de
menhires, como el que se encuentra en Carnac, en Francia. El crómlech o círculo
de menhires, como el de Avebury, en Inglaterra. El dolmen, que es una cámara
funeraria abierta, como el de Los Mellizos de Valencia de Alcántara, en
Extremadura. La galería dolménica o pasillo adintelado cubierto por un túmulo,
como los denominados “dólmenes” de Menga y Viera en Antequera, Málaga. El
sepulcro de corredor o pasillo adintelado acabado en una cámara funeraria
cerrada con falsa cúpula, cubierto también por un túmulo, como el de Los
Millares (Almería) o como el tholos de El Romeral de Antequera (Málaga). Y, por
último, el henge o círculo ritual, que es un crómlech dolménico como el de
Stonehenge, en Inglaterra.
En el
Mediterráneo, por otro lado, también encontramos una forma diferente de
megalitismo. En las Islas Baleares se
encuentran unas estructuras ciclópeas entre las que vamos a destacar tres que
se encuentran en Menorca. El talayot, que es una torre vigía aislada o
integrada en un recinto amurallado, como el de Torello en Mahón. La taula, que se
constituye por una piedra vertical coronada por otra horizontal, en forma de T,
para prácticas ceremoniales, como la de Torralba d’en Salert en Alaior. Y la
naveta, por último, que es una construcción longitudinal, con fachada frontal
plana y ábside semicircular, de uso habitacional o sepulcral, como la Naveta
dels Tudons que se conserva en Ciudadela.
Con suerte, la
Unesco reconocerá la importancia del
fenómeno megalítico en Europa e inscribirá, en 2016, los sitios de
Antequera en su Lista de Patrimonio Mundial.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
Vía|
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