En Etiopía la esclavitud estaba tan
normalizada que el rey Abba Jifar II llegó a intercambiar dos esclavos por dos
perros
La esclavitud estuvo normalizada hasta el siglo XX |
Etiopía fue
uno de los últimos reductos en los que persistió la esclavitud. Su práctica permaneció allí hasta mediados del
siglo XX, a pesar de que la trata internacional de esclavos disminuyó
drásticamente a finales del siglo XIX, con su abolición en Estados Unidos y en gran
parte de los países de Europa.
Seid A.
Mohammed, del Departamento de Historia Comparada de la Universidad Eylul Dokuz
de Turquía, ha realizado un estudio con el que pretende explicar por qué la esclavitud era un aspecto tan
constante de la vida en Etiopía. Su
investigación se ha publicado recientemente en el Diario Africano de Historia y
Cultura.
El Fiteha Negest, el código legal tradicional de Etiopía, recogía oficialmente la esclavitud en la
estructura de la sociedad etíope. A
principios del siglo XX, de una población total de casi once millones de
personas, este país tenía entre dos y cuatro millones de esclavos. Esta ingente
proporción se consideraba propiedad de sus dueños y carecía de cualquier forma
de propiedad. De hecho, la esclavitud era tan común que Abba Jifar II, rey de
Jimma desde 1878 hasta 1932, un reino independiente en Etiopía con una economía
fundamentalmente esclavista, llegó a
intercambiar dos esclavos por dos perros y a pagar a su dentista con cinco
esclavos por un tratamiento bucal.
Una de las razones
por las que se prolongó la esclavitud, según Mohammed, fue la guerra. La
expansión hacia el sur del estado etíope bajo Menelik II, que gobernó desde
1889 hasta 1913, ocasionó un gran número
de prisioneros de guerra. Tantos que
la servidumbre alcanzó su cenit en este período, ya que miles de
prisioneros fueron vendidos en los mercados de esclavos. Es más, Mohammed piensa
que muchos estados y reinos de la zona estaban en guerra principalmente por la captura
de esclavos durante las contiendas.
Por otro
lado, la guerra constante significaba
una necesidad permanente de armas y los comerciantes extranjeros eran los
únicos que podían proporcionarlas. Estos mercaderes trataban con los jefes de
la costa, que eran los que se encargaban de recoger impuestos y tributos sobre los
esclavos para el tráfico armamentístico. Muchos
gobernantes de Etiopía, como Menelik, trataron de prohibir la esclavitud, pero no estaban dispuestos a interferir con
cualquier acción que pudiera interrumpir la importación de armas de fuego. Además,
tampoco hubo mucha presión para detener la trata de esclavos por parte de la
comunidad internacional.
Sólo cuando
Etiopía trató de unirse a la Liga de las Naciones en 1923, cambió su política. La pertenencia a la Liga requería que se
aboliese la esclavitud así que, en respuesta a esta demanda, el regente etíope
Tafari Mokonnen Woldemikael declaró la trata de esclavos un grave delito. Tafari
se convirtió en emperador Haile Sellasse I y, durante su mandato, continuó con el
programa de abolición de la servidumbre.
Finamente, con
la abolición de la esclavitud en Etiopía, el
reino de Jimma dejó de existir como una entidad independiente y se integró
con el resto del país.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
Vía|
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Imagen|
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