Desde el 24 de noviembre de 2015 y
hasta el 27 de marzo de 2016 podemos disfrutar en el Museo del Prado de Madrid
de la más completa exposición realizada hasta la fecha por el pintor francés Jean-Auguste-Dominique
Ingres
'El Baño Turco’ de Jean- Auguste Ingres (detalle) |
La
exposición del Museo del Prado reúne
por primera vez en colaboración con el Museo
del Louvrey con varios museos europeos más unas 70 obras del artista, ordenadas de modo cronológico pero haciendo
especial hincapié en los retratos. Jean-Auguste-Dominique
Ingres nació en Montauban en 1780 y
murió en París en 1867, hombre longevo y de vida tranquila dedicada a
totalmente a su pasión y oficio desde niño: el arte, reflejado en la pintura pero también en la música, fue segundo violinista en la
orquesta del Capitolio de Toulouse, y tuvo la oportunidad de tocar en varios
recitales privados organizados por el virtuoso Paganini.
Ingres se casó dos veces, la primera en 1813 con Madeleine
Chapelle, lo hizo sin conocerse en persona más que a través de cartas y de
una miniatura que le habían enviado y a pesar de eso fue un matrimonio feliz,
ella fallecería en 1849.En 1852, Ingres
se casó por segunda vez con Delphine Ramel.
Su vida transcurrió entre París, Roma y
Florencia, en uno de los periodos más apasionantes de la historia de
Francia, el de la Revolución y el
posterior entronamiento de Napoleón Bonaparte, que consiguió convertir
temporalmente a Europa en su imperio, con magníficas consecuencias para los
artistas franceses que vieron llegar a París toda clase de obras de arte de la antigüedad clásica de la mano del
emperador.
El
padre de Jean-Auguste-Dominique era un artista de fama provinciana, fue el
primero en darse cuenta de la valía de su hijo e iniciarlo en los rudimentos
del dibujo y la pintura, a los 10 años Ingres ya dibujaba como un profesional.
Ingresa en la academia local de Toulouse
donde se familiariza con la obra del que será uno de sus pintores de
referencia de por vida: Rafael. En 1797
se traslada a París donde es acogido por el pintor David como discípulo directo
en l´Ècole des Beaux-Arts.
Fragmento de Imagen de ‘El Baño Turco’ de Jean- Auguste Ingres |
Ingres
luchó desde su entrada en el taller de David por conseguir la beca del Grand Prix de Roma, que consistía en
una estancia pagada en la Ciudad Eterna para los mejores alumnos de la academia
parisina. David no lo conseguiría hasta 1806,
y aquí hemos de tener en cuenta el mayor deseo y a la par la mayor frustración
de Ingres, él buscaba ser reconocido como
un gran pintor de historia. Por aquel entonces tal y como venía siendo
habitual desde la antigüedad clásica se consideraba la pintura histórica como
la temática de superior categoría en el mundo del arte. Es cierto que Ingres
tuvo muchos reconocimientos e incluso fue dotado de muchos títulos en vida,
incluso fue nombrado senador, pero la
crítica siempre se ensañó con sus obras de pintura histórica, a veces por
su elección de los temas, otras por la
composición. Ingres pasaría 18 años en Roma antes de volver a París. En
palabras de la directora del Museo Ingres de Montagu, Florence Viguier-Auteil “si
Ingres aprendió Roma en París, en Roma aprendió Grecia”.
Desde
muy temprano la historiografía y al
crítica de arteopuso a Ingres, neoclásico defensor de la primacía de la
línea a Delacroix (Charenton-Saint-Maurice, Francia, 1798
- París, 1863), romántico defensor de la primacía del color, como protagonistas
antagónicos de una discusión que venía desde mucho tiempo atrás; sin embargo y
sin obviar las diferentes visiones al aproximarnos a la obra de los dos
artistas no podemos obviar que ambos son hijos de su tiempo y que en sus
trabajos hay innegables concomitancias en cuanto a temas, influencias e incluso
a veces en cuanto a la forma. En palabras de
Baudelaire, que calificaría a Ingres de “genio bizarro”, “Eugène
Delacroix e Ingres se reparten el favor y el odio del público”.
Además de Rafael y Poussin, de su maestro
David, de la escultura clásica y especialmente de la cerámica que descubriría
en Roma, otra de las influencias de Ingres que se mantendría de por vida en su
obra fue la del dibujante y grabador inglés John Flaxman (6 de julio de 1755 York– 7 de diciembre de 1826).
Influencias todas presentes en el área en la que Ingres más destacó,
bien es verdad que a su pesar, la del
retrato, que desde muy pronto empezaron a encargarle las personalidades más
destacadas de la sociedad francesa y posteriormente la italiana. Ingres consiguió conciliar especialmente en sus
retratos femeninos las referencias clásicas, la predominancia del dibujo y la
idealización, con el gusto por el detalle y el preciosismo tal y como se
refleja en las ropas que llevan sus modelos con la que el artista negociaba
largamente antes de comenzar a pintar. Y es que Ingres fue un precursor que se
dio cuenta de la importancia del mundo
de la moda. Los rostros ensoñadores de las mujeres retratadas por Ingres
nos hablan tanto como la posición de sus manos.
Y es que
para Ingres el Universo femenino fue uno
de los elementos claves de su arte, fue un precursor a la hora de tratar el
desnudo femenino, como ideal ajeno al argumento mitológico o literario, un ideal sensual rebosante de un
erotismo dominado por las líneas curvas que muchas veces (y de ello fue
acusado) deformaban el cuerpo para adaptarlo
al gusto estético y compositivo del autor. Ejemplo de ello es “La Gran Odalisca” visible en el Prado en
una de las pocas ocasiones en las que ha salido del Louvre, pero sobre todo la
gran obra que el autor pintó cuando ya rondaba los 80 años, un resumen de todas
las mujeres que poblaron su arte, la sensualidad descarnada de unos cuerpos que
se arraciman a otros con un ritmo casi musical, en “El Gran Baño Turco”, para colmo y como escándalo un cuadro en forma
de tondo, tradicionalmente destinada a temas religiosos.
Ingres fue un pintor neoclásico pero cada una
de sus obras llevaba un sello propio, la
pintura que se antepone al tema y en este sentido Ingres fue un precursor de
todo el arte posterior, desde Degas hasta Picasso.
Ingres, un pintor que sigue presente en la
actualidad no hay más que ver la reinterpretación de “La Señorita Riviére” de
Botero, pero también de Lady Gaga, la carátula del LP “Dangerous” de Michael
Jackson o el cine de Jean –LucGodard.
Autora| Ana
Rebón Fernández
Vía| Ana
Rebón Fernández
Imagen| Wikipedia
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