Como
si de un barco en el desierto se tratara, hallan el exótico esqueleto de un 'camello de guerra' en Austria
Imagen del esqueleto de un 'camello de guerra' otomano aparecido en un sótano de Austria |
¿Crees que es
posible encontrar cosas extrañas ocultas en un sótano? Hace unos nueve años, un
grupo de arqueólogos desenterraron el esqueleto
de un camello completamente intacto en un sótano de Austria y,
recientemente, un nuevo estudio explica por qué un animal tan exótico terminó
en un lugar tan extraño.
Los arqueólogos, en
el año 2006, comenzaron a excavar en un sótano abandonado en la zona medieval
de Tulln, en Austria, para iniciar la
construcción de un nuevo centro comercial. Sorprendentemente descubrieron,
junto con algunas monedas y restos cerámicos, el esqueleto completo de un gran mamífero,
que en principio se confundió con un gran caballo o una res. Sin embargo, según
declara el arqueozoólogo Alfred Galik de
la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, “un vistazo a las
vértebras cervicales, la mandíbula inferior y los huesos metacarpianos de
inmediato reveló que se trataba de un camello”.
Sus
investigaciones han sido publicadas hace poco en la revista "PLOS
ONE". Los arqueólogos explican que el hallazgo se puede encuadrar en un
momento en el que las tropas otomanas
habían sitiado el área que rodea Tulln, en el año 1683, cuando trataban de
llegar a Viena. No obstante, la ciudad de Tulln nunca fue conquistada.
El camello,
probablemente, pudo pertenecer a los invasores otomanos que asediaron las cercanías
de Viena durante dos meses en el verano de 1683. La presencia de una moneda del
rey francés Luis XIV y un frasco de Theriacum, un remedio medicinal, enterrados
cerca del camello, llevaron a los investigadores a centrar el hallazgo en el
siglo XVII, cuando se desarrollaba la segunda
guerra entre los otomanos y la casa Habsburgo. En 1683, más concretamente,
se llevó a cabo la Batalla de Viena, en la que las fuerzas combinadas de las
potencias europeas detuvieron una incursión del Imperio Otomano hacia el occidente.
El fracaso de capturar la capital austriaca marcó el comienzo de la menguante
influencia otomana en Europa.
Los investigadores,
en referencia al camello, no encontraron prueba alguna de tensiones sufridas en
el esqueleto, por lo que se descartó pronto que se tratara de una animal de
carga. Pero los defectos óseos encontrados en el camello les hizo pensar que había llevado puesto un arnés y que fue
montado por guerreros otomanos, que usaron tanto los camellos como los caballos
como animales para el transporte y la lucha en la batalla.
Lo particular del
hallazgo es que es la primera vez que se
localiza el esqueleto de un camello completo en el centro de Europa,
excepto alguno de tiempos romanos. La razón es que cuando la comida escaseaba,
en tiempos de guerra, los animales masacrados en la batalla pasaban a ser suculentos manjares que
llevarse a la boca. En este caso, según la opinión de Galik y los suyos, el
esqueleto se halló intacto porque la bestia pudo ser abandonada a su suerte o
bien pudo ser intercambiada en un trueque con los locales. La falta de cuidados
apropiados o la carestía de alimentos pudieron cavar su tumba.
El camello,
explica Galik, era un macho probablemente castrado de unos siete años de edad.
Las pruebas de ADN y la morfología del cráneo confirman que se trataba de un híbrido
entre una madre dromedario de una sola joroba y un padre camello bactriano de
dos jorobas. Los híbridos eran más
valiosos por ser animales más fáciles de manejar, más duraderos y más
grandes que sus padres, lo que los hacía perfectos para la batalla.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
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