Estados
Mentales: Trazando los Límites de la Consciencia,
es una exposición que puede verse de manera gratuita en la Welcome Collection
de Londres hasta el 16 de octubre.
Lámina de 1912 de un hombre inconsciente (Wellcome Library, London) |
Imaginad
que entráis en una habitación misteriosa,
al traspasar el umbral la puerta se cierra, avanzáis por un espacio repleto de luz, una luz de color cambiante ora azul, ora
amarilla, ora rosa, una luz tan densa
que casi tenéis la sensación de poder tocarla, no hay nada más en ese espacio,
sólo vosotros y la luz. De repente os
sentís desorientados, no hay puntos de referencia, ni muebles, ni focos,
sólo la luz que es casi una niebla de color, intentáis aprehenderla pero es
etérea. No hay profundidad, no hay
superficie, no alcanzáis a ver ni el suelo ni el techo. Tan sólo estáis
vosotros y la luz, un ligero mareo o un
ahogo, un pinchazo de sorpresa y angustia ¿es esto real? ¿es un sueño? En español ser y estar son cosas
diferentes, ahora mismo sabéis que sois, pero ¿dónde estáis? Y ya puestos
¿dónde reside la esencia de ser?, porque si estoy soñando ¿sigo siendo yo
mismo? Os sentís a la par desconcertados y estimulados, vuestros sentidos buscan a qué asirse, vuestra mente busca
referencias ¿qué es real? ¿qué no lo es?
Este
es el experimento que nos plantea Ann
Veronica Janssens en su espacio en la exposición “Estados Mentales:
Trazando los límites de la Consciencia” que podemos disfrutar en Londres hasta
el 16 de octubre.
La Wellcome Trust es considerada la
tercera fundación benéfica con más recursos del mundo y está orientada a la divulgación
científica. Uno de los medios que utiliza para ello desde el año 2007 es la Wellcome Collection de Londres, cuyo
lema es “atraer a los curiosos incurables”; en ella realizan exposiciones híbridas entre ciencia y arte,
ese es el caso de la que hoy nos ocupa, de la que con el ejemplo que precede
podemos decir que no es apta para hipocondriacos o aprensivos.
Imagen de ‘La pesadilla’ de Thomas Burke |
La
muestra parte de la base de que aunque todos sabemos lo que es la consciencia no hay una definición de consenso
sobre ella, por eso se propone explorar sus límites y para hacerlo
utilizan distintas disciplinas como son la ciencia, la filosofía y el arte.
Y es que a falta de una definición, la mejor manera de explicar es la metáfora. Para empezar la muestra está
concebida a modo de laberinto, que mayor laberinto
que la mente humana, y quizás adentrarnos en él implique tener que hacer frente a nuestro propio Minotauro,
esa parte de nosotros mismos que nos angustia y nos da miedo por desconocida e
inexplorada. Por eso aquí el espectador ha de mantenerse activo y en guardia
para poder contrastar los datos que se le aportan con los de su propia
experiencia.
Un puzzle con diversas piezas que encajan de
modo aleatorio, en “Ciencia/Alma”
encontramos la primera metáfora, los dibujos de las neuronas de nuestro premio
Nobel, Santiago Ramón y Cajal, que
él mismo decía se expanden como un jardín. Dibujos de Willian Blake, reflexiones de Descartes,
y la obra de Francis Crick uno de
los descubridores del ADN.
Dormido/Despierto es otra de las piezas, representada
como centro del conjunto por la figura tumbada basada en la película “El
Gabinete del Doctor Caligari” de Goshka
Macuga. Carla MacKinnon nos
aporta testimonios de personas que padecen un trastorno especialmente inquietante,
la parálisis del sueño, individuos que no pueden moverse hasta pasado un tiempo
después de despertar. La pintura “La pesadilla” de Henry Fuseli nos habla de otra de las
inquietantes facetas del dormir, la vulnerabilidad y los monstruos interiores.
Lenguaje/Memoria nos muestra la instalación de Imogen Stidworthy que opone la voz de
un niño que está aprendiendo a leer con la de un adulto que ha sufrido afasia.
También las fotos de A.R. Hopwoop
tituladas “Falsa memoria”.
Por
último Ser/No ser nos plantea los
fenómenos de la consciencia desordenada y de los pacientes en estado vegetativo
a través de dos películas de Aya Benson
en una de las cuales se ve a las personas en el instante antes de caer bajo los
efectos de la anestesia.
Todo
un recorrido por los límites de la mente o del alma si sois un poco más poetas.
Autora| Ana
Rebón Fernández
Vía| Ana
Rebón Fernández
Imagen| Wikipedia
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