Un
breve repaso a los movimientos sufragistas de las mujeres en algunos países del
continente latinoamericano
Mujeres ejerciendo el derecho al voto por primera vez en Perú, el 17 de junio de 1956 |
El sufragio femenino en América Latina
es de reciente incorporación si
tenemos en cuenta la actividad precursora que tuvieron países como Francia,
Gran Bretaña y Estados Unidos desde finales del siglo XVIII.
Durante todo el siglo XIX las voces de las mujeres en el continente latinoamericano
parecen estar silenciadas, ya que
las distintas constituciones que van promulgándose no terminan de especificar
derechos igualitarios o restrictivos. En muchas ocasiones dejan en el aire
ciertos aspectos que necesitan quedar plasmados en los textos legales, tales como la declaración expresa de la ciudadanía sin distinción de sexo.
Será el inicio del siglo XX cuando la situación vaya cambiando y emerjan en los panoramas políticos y civiles figuras femeninas que vindiquen esos
derechos que les han sido negados
por argumentos biológicos y sustentados
en prejuicios de fuerte tradición
religiosa.
Uruguay
El paradigma inicial será Uruguay con lo ocurrido, de forma
excepcional y pionera, en el Plebiscito
de Cerro Chato en 1927. Este plebiscito se celebró con otra intención:
decidir la jurisdicción del pueblo que estaba siendo disputado por tres
departamentos, por lo que se emite el Decreto del 31 de Mayo de 1927 en el que
se establece que el voto es secreto
y pueden votar todos los ciudadanos sin
distinción de sexo. Pero será cinco años más tarde cuando en 1932 el Parlamento Uruguayo apruebe la
ley por la que las mujeres puedan ejercer el derecho a votar y a ser electas.
En este país, el hito en la emancipación
femenina serán las hermanas Luisi:
Clotilde y Paulina, las cuales serán la primera abogada y médico cirujana,
respectivamente, del país en la década de los Veinte.
Argentina
Por otro lado está el caso de Argentina, con movimientos
emancipadores importantes con las militantes del Partido Socialista y Anarquista, con nombres tan destacados como Elvira Dellepiane de Rawson, Cecilia Griersen y Alicia Moreau de Justo,
las cuales crearon agrupaciones por los derechos de la mujer entre 1900 y 1910.
El acto pionero de este país ocurrió en
la Provincia de San Juan 1862 cuando
se incluyó a la mujer en la votación aunque no se llegase a ejercer en ningún
momento. Y no sería hasta 1921 cuando se promulgara una Constitución en la Provincia de Santa Fe que aseguraba el voto
femenino a nivel municipal aunque la
participación fue escasa. Luego, en 1927,
San Juan sanciona la Constitución en la que se reconocen iguales derechos tanto para hombres como para mujeres, pero con el golpe de Estado en 1930 se deshacen
todos los logros civiles y políticos obtenidos.
Con la situación del país de esta
manera, no será hasta 1947 con el
gobierno de Perón que se consiga
definitivamente el derecho al voto femenino con la promulgación de la Ley nº 13.010, gracias a los esfuerzos
de Eva Duarte Perón, política y
actriz. Evita era una mujer concienciada con los derechos y necesidades que se le
negaban a la mujer argentina y en sus propias palabras en el momento de la
aprobación de dicha ley:
“Mujeres de
mi Patria, recibo en este instante, de manos del Gobierno de la Nación, la ley
que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo ante nosotras, con la
certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres
argentinas”.
Chile
Pasando al caso de Chile, la actividad inicial de los
primeros años del siglo XX fue sofocada por la enérgica oposición de
los partidos anticlericales y de
izquierdas, ya que la concepción que se tenía de estos movimientos
emancipadores de la mujer era muy conservadora
y por tanto, detractora.
En 1935
se consiguió el voto femenino en las elecciones municipales a mujeres mayores de 25 años; en 1949 se extendió el voto femenino a las
elecciones presidenciales y
parlamentarias; y definitivamente, en 1952
se ejerció por primera vez el ejercicio
sufragista femenino, sin embargo, la participación en este caso fue más
bien modesta. Y no será hasta la década de los Setenta cuando ambas
participaciones se acaben equiparando.
Ecuador
La trayectoria de este país es diferente al resto de países, muy temprana y activista, ya que la década
de los años veinte estuvo marcada
por intensas luchas femeninas por el sufragio. Gracias a la Constitución de 1843 en la que se habla
de derechos de los ciudadanos sin especificar prohibición a las mujeres, Matilde Hidalgo de Procel, primera
doctora en Medicina del país, se inscribió en los registros electorales para diputados y senadores en 1924,
suscitando extrañeza en unos y orgullo en otros.
Este hecho levantó Consulta de Estado y
ésta se resolvió favorablemente para la doctora Matilde, suponiendo el punto de
partida en la conquista de derechos
igualitarios para mujeres y hombres en Ecuador.
El reconocimiento
constitucional vendrá en 1929
con la aprobación del voto femenino. Frente a este hecho, es necesario
comprender que en el caso ecuatoriano convergieron dos ideologías contrarias para otorgar este derecho a las mujeres:
por un lado fue el Partido Conservador
el encargado de convencer sobre esta cuestión y por otro lado, la Constitución
de esta fecha es un texto legal enteramente de ideología liberal.
Brasil
El caso de Brasil fue uno de los más
tempranos. En 1932 se estableció
el Código Electoral Provisorio en el
que las mujeres casadas (autorizadas
por el marido), viudas y solteras
con rentas propias podían votar. Después, en 1934 y con la Constitución el voto de la mujer fue ratificado y además, eliminó las limitaciones antes descritas, sin
embargo, no era obligatorio como el
del hombre, sino que era voluntario. No será hasta 1946 cuando el voto obligatorio se extienda a toda la población, excepto a los analfabetos y aquéllos que no
hablen la lengua nacional.
Bolivia
Coincidiendo con la mayoría de países
latinoamericanos, las primeras décadas del siglo
XX serán las decisivas para conseguir el sufragio femenino. Las corrientes
destacadas beben de los movimientos difundidos por Europa que llegaban mediante prensa y radio. Los movimientos anarquista y feminista fueron el punto
de partida de esta vindicación. Surgió toda una maquinaria propagandística a través de la prensa boliviana: el
diario Feminiflor (1921), El Centro Artístico e Intelectual de Señoritas de
Oruro, la revista Iris (1929), la revista Ideal Femenino (1929) y la revista La
Aspiración (1930), entre otras, fueron decisivas
a la hora de hacer llegar a una población más amplia la necesidad de adquirir
los mismos derechos para uno y otro sexo.
En 1945
el Comité de Mujeres solicitó al
gobierno el reconocimiento de derechos
civiles y políticos. Las mujeres alfabetizadas obtuvieron su derecho al
voto en las municipales. En 1947 y 1949
las mujeres ya ejercieron su derecho a
elegir y a ser elegidas, aunque
con una baja participación. De estas fechas salieron electas concejalas e
incluso alcaldesas, como el caso de Alcira Senzano en Lagunillas. Finalmente
será en 1952 cuando el sufragio se
haga enteramente universal sin
restricción de nivel educativo de ningún tipo.
Perú
El
penúltimo país de Latinoamérica en conseguir este derecho. En 1955, la Ley nº 12.391 establecía el derecho a la ciudadanía a las mujeres. Aún así no había sufragio universal ya
que se les vetaba el voto a los iletrados,
por tanto, un alto porcentaje de la población femenina no podía votar. Sin embargo, se especuló mucho sobre por qué Odría alargó el derecho de la ciudadanía a las mujeres, ya que se
cree que fue una estrategia política
y propagandística para engrosar las listas electoras para que su candidato
obtuviese la victoria.
Las primeras elecciones peruanas en las
que la mujer intervino fueron las de 1956,
en la que 499.256 féminas votaron. De hecho, no hay que olvidar los nombres de
aquellas mujeres que fueron decisivas
y ejemplos a seguir en la vindicación de los derechos de las mujeres, como María Jesús Alvarado, considerada la
primera feminista de Perú y Zoila Aurora
Cárceles; sin embargo, no hubo movimientos sufragistas como tales en Perú.
Como apunte interesante para ver la
concepción de las gentes peruanas, en 1931
se celebró el Primer Congreso Nacional
Aprista, en el que se reconoce la legitimidad del derecho al voto a las mujeres, sin embargo acabó desestimado por temor a que este voto
fuese de tendencia fundamentalmente conservadora.
Paraguay
Paraguay fue
el país latinoamericano que más tarde
incorporó a su legislación el derecho al voto de la mujer en 1961. Y fue gracias a las gestiones
como presidenta de la Comisión
Interamericana de Mujeres, Concepción Leyes de Chaves, con la Ley nº 704.
Aunque fuese el más tardío eso no
significa que la lucha fuese menos intensa, pues Paraguay llevaba una tradición de lucha feminista-sufragista
durante los últimos sesenta años a través de diversos medios, como periódicos temáticos, grupos de mujeres obreras (Cantoneras y
Perfumistas Unidas, Cigarreras Unidas, Costureras Unidas), con personajes
importantes y decisivos como Serafina
Dávalos, primera abogada y feminista paraguaya, la creación en 1920 del Centro Feminista Paraguayo o en 1951 la
Liga Paraguaya Pro Derechos de la Mujer.
Autora| Laura
Pellicer Martínez
Vía| Hipertextual
Imagen| El
Comercio
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