Un breve repaso a su historia desde la
Edad de los Patriarcas hasta el final de la Monarquía Unida
El templo de Jerusalén según la visión del profeta Ezequiel. Perspectiva de Charles Chipiez, 1889 |
El territorio de Israel ha sufrido una
serie de acontecimientos a lo largo de su historia que lo han llevado a una distribución geográfica variada e inestable. La evolución de
dichas tierras no ha sido fácil ni uniforme, y ha dependido de numerosos
factores para formarse como tal. A continuación se expone una secuencia cronológica sobre cómo estaba
conformado el Israel Antiguo, desde la Edad de los Patriarcas hasta el final de
la monarquía unida con la muerte de Salomón.
- ca. 1.750 a. C. También conocida
como "Edad de los Patriarcas",
corresponde al territorio formado en la actualidad por el Estado de Israel, la
Franja de Gaza, Cisjordania, la zona occidental de Jordania y algunos tramos de
Siria y Líbano, llamándose Canaán
desde el Tercer Milenio a. C.
- Periodo
comprendido entre 1.750 y 1.550 a. C. Coincidiendo con el dominio hikso, se sucede la estancia en Egipto. Detallado en su Aegyptíaka,
el sacerdote e historiador egipcio
Manetón relató las primeras invasiones por parte de los hiksos durante el reinado de
Tutimeos. Estas invasiones fueron dirigidas por Salitis, fundador de la Dinastía
XV y situó su capital en Menfis.
- ca. 1.250 a. C. Ocurrió un episodio
determinante, el Éxodo, la salida de
Egipto de los israelitas después de ser liberados
por el poder divino de la esclavitud.
En este año reinaba Ramsés II de la
Dinastía XIX, aunque muchos autores sostienen que este hecho ocurrió unos 200
años antes, bajo el mandato de Amenofis II, de la Dinastía XVIII.
- 1.200
a. C. Época de Josué y los Jueces.
Tras la muerte de Moisés, Josué dirige al pueblo israelita que se encontraba en
las llanuras de Moab. Los organiza
en grupos militares para la conquista de
Canaán con ataques estratégicos. Definitivamente consiguen su objetivo,
aunque la posesión de este país les conduce a numerosos conflictos para el reparto de los territorios a los pueblos de
Israel.
- 1.030-1.010
a. C. Se establece en Israel la monarquía,
no sin la oposición de Samuel, que
insiste que Dios es el verdadero rey, pero el pueblo ya ha tomado su decisión
de querer un Dios "terrenal". Yahvé convenció a Samuel sobre la mejor
opción y ungió a Saúl, de la tribu
de Benjamín.
- 1.010-970
a. C. Con la monarquía ya establecida y tras la desobediencia de Saúl a Yahvé en materia militar, éste ordena a
Samuel que consagre a David como rey
de Israel.
- 970-930
a. C. Monarquía del tercer y último rey del Israel unificado: Salomón.
Hijo de David y Besatbé, Salomón heredó el trono de su padre y con él, el gran imperio que éste había forjado.
Orígenes
israelíes
La concurrencia israelita tiene un origen variado, formado por dos grupos de naturaleza muy distinta y
de modos de vida antagónicos. Se
forjó por la mezcla de la sociedad autóctona con un grupo de extranjeros
procedentes de las estepas sirias y de naturaleza nómada.
Por un lado, los grupos humanos autóctonos tenían un modo de vida sedentario, dedicado fundamentalmente a
la agricultura. Ocupaban la franja costera y la llanura central, formando un
entramado de ciudades-estado con una organización protourbana. Por otro lado se encuentra la sociedad nómada llegada de las estepas
sirias y, en menor medida, el grupo
seguidor de Moisés con la liberación egipcia, que fueron guiados hasta las
tierras de Canaán. Su modo de vida nómada y activo les permitía establecer una ruta de comercio entre las distintas
sociedades por las que viajaban.
Aunque se ha llegado a pensar que los
dos grupos de distinta naturaleza estaban confrontados, la realidad era bien
distinta. Se conoce que la combinación de ambas comunidades fue satisfactoria y
exitosa, ya que cada uno adquirió costumbres
y conocimientos del otro, consiguiendo así un sistema económico y social más estable, con las ventajas e
inconvenientes propios de la mixtura de dos modos de vida diferentes.
La realeza despótica
de las grandes monarquías orientales vista por Israel
Para los israelitas, las monarquías orientales son un claro
ejemplo de desobediencia y despotismo
hacia el divino. El hecho de que una persona de carne y hueso haya sido elegida
para representar a Dios en la tierra
es algo inadmisible, pues el todopoderoso
es insustituible y con su sola presencia celestial es suficiente. Este descontento se ve representado en la Biblia en numerosos versículos, ya que
critican tanto la burocracia, el control sobre todas las cosas e incluso la “dictadura” sobre un recurso tan básico
y necesario como es el agua.
El nacimiento de la
propia monarquía israelita
La instauración de la monarquía como sistema político en
Israel no fue fácil, pues la oposición
inicial fue fuerte.
Una vez llegados a Canaán, los hebreos
se conformaron en una serie de tribus
independientes sin un mando centralizado y único. Tenían un tipo de líderes
denominados Jueces, pero no hacían
la función de reyes propiamente dicha, sino que eran caudillos con el objetivo de transmitir la palabra de Dios.
Uno de dichos jueces fue Samuel, caudillo respetado y admirado
entre todas las tribus, humilde y servicial, nunca se quiso aprovechar de su
cargo. Con el paso de los años y su entrada en la vejez, el pueblo israelita
veía más cerca su muerte, por lo que le suplicaron elegir su sucesor, pero esta vez, con el título de Rey. Samuel se negó en rotundo pues no
aceptaba la representación carnal de la divinidad, pero el propio Dios le convenció de que tenía que ser
así, que era la mejor opción para el pueblo de la Tierra Prometida. Ungió así a
Saúl y este se convirtió en el primer Rey de Israel.
Autora| Laura
Pellicer Martínez
Vía| Arquehistoria
Imagen| Wikipedia
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