Una fiesta llena de color y diversión que ha perdurado hasta
nuestros días
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| El combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma, Pieter Brueghel el Viejo, 1559 |
El origen de esta ‘colorida’ fiesta se remonta a la época sumeria hace más de 5.000 años,
donde los campesinos encendían una hoguera y pedían a los dioses que les
ayudaran con sus cosechas.
La tradición se mantuvo en la antigua Grecia y Roma, aunque con algunas diferencias. El carnaval era la
continuación de las Saturnales
romanas.
Esta festividad alcanzó su máximo esplendor gracias a la
expansión del cristianismo y adquirió el nombre con la que la conocemos
actualmente.
La palabra carnaval, proviene del término italiano ‘carnevale’
y éste del latín ‘carnem levare’ que
significa ‘quitar la carne’.
También parece que puede tener un origen pagano porque ‘Carna’
es la diosa Celta de las habas y el tocino.
O podría provenir de ‘carrus navalis’ que era un barco sobre
ruedas conducido por un sacerdote durante las bacanales romanas y que los
romanos pronunciaban ‘car navalis’.
El término carnaval, ha desplazado otras palabras
tradicionales españolas para designarlo, como ‘carnestolendas’ (vocablo que
aparece en El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha), ‘antruejo’ y ‘carnal’.
Esta fiesta se celebraba justo una semana antes del Miércoles de Ceniza (conocido como el
jueves ‘Lardero’) para ‘despedirse’ de comer carne y de llevar una vida ‘desenfrenada’,
y dar paso a días de abstinencia y de recogimiento (hasta el Domingo de
Resurrección) por lo tanto, eran tres días de máxima celebración en la que todo
estaba permitido.
El último día del carnaval ‘martedi grasso’ se celebraba un banquete copioso donde abundaba la
carne y otros manjares.
La gente se disfrazaba y se tapaban el rostro con máscaras
para que nadie los conociera y así conservar su anonimato, ya que eran días en
los que se ridiculizaban a los gobernantes, a los nobles y al clero.
En esta celebración, hacían desfiles, bailes, hogueras… e
incluso sacrificaban animales para atraer la fortuna.
En el siglo XV
navegantes españoles y portugueses llevaron esta tradición a América y con el
paso del tiempo ha ido adoptando las particularidades de cada zona.
Autor| Rosa Mª Huertas Franco
Vía| 20 minutos
Imagen| Velilladelareina
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