La importancia de los muertos y la memoria
histórica en España, dignificación y poder
Antígona intenta enterrar y dignificar a Polinices |
La importancia de la muerte y los muertos
para el ser humano se remonta miles de años atrás. Así lo atestiguan varios
enterramientos de carácter mágico-religioso en distintos lugares del mundo.
Podemos hablar de sepulturas propiamente dichas a partir del Musteriense
(70.000 - 50.000 a. C.) y es en el Paleolítico cuando parece generalizarse
la práctica de la inhumación (Eliade, 2015). La existencia de los propios
enterramientos, si bien no necesariamente demuestra la creencia en la vida
después de la muerte como muchos afirman, sí que demuestra la creencia de que
la muerte de un ser humano ha de ser acompañada de un ritual de
dignificación. Ejemplos concretos de enterramientos mágico-religiosos son
Teshik Tash (Uzbekistán) y Chapelle-aux-Saints (Corrèze).
También es ilustrativo pensar sobre
expresiones como "sólo queremos que descanse en paz", cuando
familiares de desaparecidos afirman que únicamente quieren encontrar el cuerpo
para que este pueda descansar al ser debidamente enterrado. Si pensamos sobre
esto de una manera absolutamente lógica, no existe evidencia alguna que
demuestre o justifique la creencia de que una persona "descansará en
paz" si es enterrada según el rito funerario propio de su cultura de
origen y, sin embargo, todos creemos en la importancia del tratamiento
adecuado de los restos del fallecido y seguimos enterrando a nuestros muertos.
Ahora bien, ¿qué tiene esto que ver con la memoria histórica de España?
Con la aprobación en el año 2007 de la Ley
de Memoria Histórica, se sirvió la polémica. Tan polémica fue que en 2011,
al no destinarse fondos para su aplicación quedó, de facto, derogada. Las
críticas principales a esta Ley se resumen en lo siguiente: Fomenta el
guerralcivismo y abre heridas ya cerradas. En cuanto a esto último, tanto
las asociaciones de memoria histórica como los familiares de los represaliados,
afirmaron en más de una ocasión, que esas heridas no habían podido ser cerradas
precisamente por saber que había personas "tiradas como perros en
fosas" (Ferrándiz, 2009). La Ley de Memoria Histórica, anclada en el
marco conceptual de los Derechos Humanos (en el que el concepto de
"dignidad del ser humano" es esencial (Cassese, 1991), pretendía dar
cobertura, entre otras cosas, a los procesos de exhumación y a las
investigaciones sobre este período histórico.
Pero volviendo a la cuestión de los enterramientos,
parece que incluso la literatura es ejemplo del vínculo simbólico que
establecemos entre el enterramiento y la dignidad. Así, en Antígona,
encontramos un fragmento en el que Creonte sentencia al ya fallecido Polinices
a permanecer sin tumba ni rito funerario alguno con el objetivo de privarle de
la dignidad. Si trasladamos esto al contexto español la deducción es clara: Los
llamados "subterrados", han sido privados del rito de
dignificación que un ser humano merece, especialmente cuando ha muerto las
circunstancias que estas personas murieron (ejecuciones extrajudiciales,
paseos, sacas...). No obstante, y aunque coincidan en el fondo reivindicativo, dentro
de los colectivos de la memoria existe desacuerdo en lo que concierne a las
fosas, ya que hay colectivos que defienden que estas deberían permanecer
intactas para mantener su potencial didáctico, mientras que otros priorizan
la necesidad de dignificar a las personas que permanecen en ellas y
entienden que ello implica necesariamente exhumar los restos (Ferrándiz, 2014).
Es en este desacuerdo entre los colectivos de
la memoria en el que se puede apreciar que las fosas y los muertos de la Guerra
Civil y el franquismo toman una importancia más que reseñable. En realidad, si
concedemos lo que expertos en la cuestión afirman, las fosas y sus muertos
tuvieron importancia desde el principio ya que fueron parte esencial de lo que
se ha calificado como "pedagogías de la sangre" (Ferrándiz, 2009). De
esta manera, las fosas pasan de ser "enterramientos clandestinos"
a ser "parcelas de poder" en disputa y sus muertos pasan a
tener una "vida política" mucho más prolongada de la que muchos
de los que ahora vivimos jamás tendremos.
Bibliografía
Sófocles (1981) Tragedias. Madrid: Editorial Gredos
Cassese, A. (1991) Los
Derechos Humanos en el mundo contemporáneo. Barcelona: Editorial Ariel S.A.
Eliade, M. (2015) Historia
de las creencias y las ideas religiosas I: De la Edad de Piedra a los misterios
de Eleusis. Barcelona: Ed. Paidós.
Ferrándiz, F. (2014) El pasado
bajo tierra: Exhumaciones contemporáneas de la Guerra Civil. Grupo
Editorial Siglo XXI. Barcelona: Anthropos.
Ferrándiz, F. (2009) "Fosas comunes,
paisajes del terror" en Revista de Dialectología y Tradiciones
Populares, vol. LXIV, nº1, pp.61-94, enero-junio.
Leizaola, A. (2006) "La Antropología a
pie de fosa. Diálogo con Francisco Etxeberría y Francisco Ferrándiz sobre la
memoria de la Guerra Civil." en Ankulegi, 10, 33-46.
Autora| Diana
Sonia Díaz-Valdés Teran
Imagen|
Wikipedia
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