El
actual calentamiento climático pudo comenzar como consecuencia de la expansión
de la agricultura hace 7.000 años, evitando a su vez una nueva glaciación
Campo de trigo |
La expansión agrícola desarrollada por los humanos hace 7.000 años, probablemente atenuó un proceso de enfriamiento del clima global que conducía
hacia una nueva edad del hielo, influyendo a su vez en la temperatura más
cálida que experimentamos en la actualidad.
Esta es la conclusión de un estudio
llevado a cabo por el paleoclimatólogo William
Ruddiman, de la Universidad de Virginia,
y once coautores de instituciones de los Estados Unidos y Europa,
publicada en la revista Reviews of Geophysics.
La
hipótesis del Antropoceno antiguo
La Tierra ha sufrido ciclos de
períodos glaciales fríos y períodos interglaciales más cálidos, debido a las
variaciones en su órbita alrededor del sol. Hoy nos encontramos en un período
interglacial, el Holoceno, que comenzó hace casi 12.000 años.
En el año 2.000, Paul Crutzen, acuñó el término
Antropoceno haciendo alusión a que la influencia del comportamiento humano
sobre la Tierra en los últimos siglos ha tenido un impacto de tanta importancia
como para constituir una nueva era geológica. De esta forma se abrió un debate
en el que algunos científicos han propuesto sustituir con este nombre al de Holoceno, sin llegar a ponerse de
acuerdo en cuanto a su fecha de inicio. Mientras unos investigadores
consideraban que comenzó a finales del siglo XVIII, con la Revolución
Industrial, otros se remontan al
comienzo de la agricultura. Entre estos últimos se encuentra William Ruddiman,
quien propuso en 2003 la "hipótesis
del Antropoceno antiguo" según la cual
durante los períodos interglaciares los niveles de dióxido de carbono y
de metano disminuyeron, enfriando el clima y dando paso a un período glacial.
Sin embargo, durante el Holoceno las emisiones de estos gases de efecto
invernadero generados por la agricultura lo impidieron.
Las
conclusiones del nuevo estudio
Basándose en
datos climáticos aportados por
testigos de hielo de la Antártida de 800.000 años de antigüedad, en
evidencias arqueológicas y en muestras de polen antiguas, Ruddiman aporta nuevas pruebas que corroboran su
hipótesis. Según ésta, coincidiendo con
la quema de enormes áreas de
bosques para los cultivos y el pastoreo se
liberaron a la atmósfera dióxido de carbono y metano que produjeron un efecto
de calentamiento, bloqueando el enfriamiento natural que habría dado lugar
a un nuevo período glacial.
Con los nuevos datos se propone
también una nueva cronología para el evento, al descubrir que los niveles de dióxido de carbono comenzaron a aumentar
hace 7.000 años, y los de metano
hace 5.000 años, lo que reafirma el impacto de los seres humanos en el clima. Así mismo, esta
conclusión se apoya en un estudio
reciente que explica el aumento de metano atmosférico hace unos 5.000 años por
el riego de arroz temprano, y en parte por la proliferación de la ganadería.
Otras
hipótesis
William
Ripple y Chris Doughty proponen una fecha distinta para el comienzo
del Antropoceno. Según sus estudios podría remontarse a hace
aproximadamente 15.000 años, momento en el
que una actividad directa de los seres humanos, la caza, provocó un efecto dominó en el sistema trófico al romper el equilibrio que se había mantenido
durante miles de años, y que culminó con
la extinción de los dos tercios de la
megafauna norteamericana. Otro estudio apunta a que esta extinción aumentó
la temperatura global en todo el planeta.
Independientemente del debate,
Ruddiman concluye que "existen
pruebas convergentes desde varias disciplinas científicas hacia una importante
influencia antropogénica". Es evidente que el ser humano está
modificando el ecosistema desde hace miles de años, permitiendo la continua
extinción de especies de animales y plantas, y modificando la composición
química del aire y de las aguas.
Una vez más, la Historia nos sirve para poder rectificar nuestros propios errores.
Difícilmente podremos deshacer lo ya hecho, pero al menos debemos intentar
corregirlo en lo posible y no continuar por el mismo camino. De nosotros
depende.
Autora | Ana
Carmen Diago Vinadé
Vía | Universidad
de Virginia
Imagen | Pixabay
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