Una
caminata en busca de agua durante el Plioceno nos dejó las primeras evidencias
conocidas del comportamiento bípedo de los homínidos
Las cenizas de Laetoli |
Tres figuras solitarias se desplazan
cansinamente sobre el suelo cubierto de ceniza gris en una inmensa llanura
africana. El macho dilata sus fosas nasales y levanta la vista hacia los negros
nubarrones que cubren el horizonte. Unos metros más atrás, la hembra mira con
recelo a su derecha, hacia aquella lejana y extraña montaña que a veces vomita
esa tierra naranja y luminosa que abrasa. Toma en brazos a su pequeña cría, que
ya muestra síntomas de cansancio, y cuando comienzan a caer las primeras gotas
de fina lluvia el grupo acelera el paso siguiendo el mismo camino de otros
tantos animales para alcanzar el cercano abrevadero.
A la paleontóloga Mary Leakey y su equipo les costaba trabajo creerlo: la datación de unas icnitas (huellas fósiles) que han encontrado sobre una capa de ceniza volcánica en la llanura de Laetoli (Tanzania) arrojaba una antigüedad de 3´6 millones de años. Lo asombroso es que se trataba de pisadas similares a las de un humano anatómicamente moderno. El dedo gordo estaba alineado con los demás dedos, no separado como en el resto de los primates. Y la profundidad de la marca del talón indicaba una distribución del peso al caminar parecida a la nuestra. En resumen: se trataba de la primera evidencia material en la Historia de unos primates que caminaban erguidos, de forma bípeda. Y en ese lugar y con esa antigüedaddebía tratarse de los Australopithecusafarensis cuyo ejemplar más conocido es nuestra querida Lucy.
No podemos olvidar, por cercanía geográfica, que estas huellas aparecieron apenas a 40 kms de distancia de la garganta de Olduvai, donde el primer ejemplar de nuestrogénero, Homo habilis, rompería intencionadamente la primera piedra para obtener un filo cortante apenas 1´2 millones después del paseo de aquella familia en busca de agua.
Dos acontecimientos tan cruciales para nuestra especie, y tan cercanos espacialmente entre sí, que dan cabida a pensar si una vez que comenzamos a desplazarnos usando exclusivamente los pies, nuestras manos quedaron libres para tareas más productivas.
A la paleontóloga Mary Leakey y su equipo les costaba trabajo creerlo: la datación de unas icnitas (huellas fósiles) que han encontrado sobre una capa de ceniza volcánica en la llanura de Laetoli (Tanzania) arrojaba una antigüedad de 3´6 millones de años. Lo asombroso es que se trataba de pisadas similares a las de un humano anatómicamente moderno. El dedo gordo estaba alineado con los demás dedos, no separado como en el resto de los primates. Y la profundidad de la marca del talón indicaba una distribución del peso al caminar parecida a la nuestra. En resumen: se trataba de la primera evidencia material en la Historia de unos primates que caminaban erguidos, de forma bípeda. Y en ese lugar y con esa antigüedaddebía tratarse de los Australopithecusafarensis cuyo ejemplar más conocido es nuestra querida Lucy.
No podemos olvidar, por cercanía geográfica, que estas huellas aparecieron apenas a 40 kms de distancia de la garganta de Olduvai, donde el primer ejemplar de nuestrogénero, Homo habilis, rompería intencionadamente la primera piedra para obtener un filo cortante apenas 1´2 millones después del paseo de aquella familia en busca de agua.
Dos acontecimientos tan cruciales para nuestra especie, y tan cercanos espacialmente entre sí, que dan cabida a pensar si una vez que comenzamos a desplazarnos usando exclusivamente los pies, nuestras manos quedaron libres para tareas más productivas.
Bibliografía
Harrison, Terry -Paleontology and Geology of Laetoli: Human Evolution in Context. (SpringerScience& Business Media, 2011)
Mary D. Leakey - Laetoli: a Pliocenesite in Northern Tanzania (ClarendonPress, 1987)
Comentarios