Un estudio sobre los patrones de
movilidad de las comunidades humanas del Gravetiense revela que los
desplazamientos giraban en torno a un determinado recurso natural
imprescindible para su desarrollo y supervivencia
Las
comunidades humanas del Paleolítico superior establecían sus asentamientos en torno a un mismo punto de referencia |
Sabemos que durante el Paleolítico
Superior, los seres humanos se movían de un sitio a otro y que sus comunidades
no se asentaban definitivamente en un lugar determinado, característica más
propia del sedentarismo neolítico que vendría más tarde. Ahora conocemos que se
desplazaban de forma radial, girando siempre en torno a un mismo punto de
referencia. ¿Qué marcaba ese centro en torno al cual giraban los
desplazamientos de una comunidad de cromañones? ¿La caza? ¿El agua? ¿Recursos
vegetales?
El profesor Álvaro Arrizabalaga y su equipo han determinado por primera vez con exactitud los patrones de movilidad de las comunidades cazadoras nómadas del Gravetiense en la parte occidental de la cordillera pirenaica. Aquellos humanos habitaron la misma zona durante aproximadamente 2.000 años, hace de ello unos 25.000 y los restos de industria lítica de cada asentamiento pertenece a una misma clase de sílex.
El profesor Álvaro Arrizabalaga y su equipo han determinado por primera vez con exactitud los patrones de movilidad de las comunidades cazadoras nómadas del Gravetiense en la parte occidental de la cordillera pirenaica. Aquellos humanos habitaron la misma zona durante aproximadamente 2.000 años, hace de ello unos 25.000 y los restos de industria lítica de cada asentamiento pertenece a una misma clase de sílex.
En el artículo "Hacia dónde y para
qué" publicado en Journal of Anthropological Research afirman que era el
sílex el que marcaba los territorios donde se cazaba, pescaba y recolectaba.
Este mineral, imprescindible para el desarrollo y supervivencia de aquellas
comunidades, era el que marcaba el territorio económico por dónde se movían. Un
territorio que solía tener aproximadamente 100 kilómetros cuadrados. El territorio
cultural, el del arte, era muchísimo más amplio.
También aclara que no cargaban con
pesados riñones de sílex desde el filón hasta el campamento, sino que hacían el
desbastado en el mismo sitio donde afloraba el mineral y se llevaban a casa
sólo lo que les servía, bien en forma ya de lascas, nódulos o incluso piezas.
Extremo que desde el equipo de ArqueoEduca hemos tenido ocasión de comprobar.
Autor| ArqueoEduca
Más Información| Aranzadi
Imagen| Book Selects
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