El cambio climático, las
advertencias de la OMS sobre el consumo de carne o las nuevas formas de
relacionarse socialmente son temas de actualidad, pero también tienen mucho que
ver con la evolución del cerebro humano desde hace millones de años
Crecimiento del tamaño del cerebro desde Australopithecus (500 cc.) hasta Homo (1350 cc.) |
El clima y el tamaño del cerebro
Un nuevo estudio propone que el enfriamiento global de La Tierra durante
los últimos 3.2 millones de años puede
haber facilitado el aumento del tamaño del cerebro. Se podría pensar que en climas fríos un cerebro más grande
necesitaría un mayor gasto de energía para su termorregulación. Sin embargo, los animales suelen mantener el
calor en esos ambientes mediante el
crecimiento de sus órganos.
De esta forma, cuando la temperatura ambiental baja, el crecimiento del cerebro se hace más viable. Un ejemplo lo podemos ver en los neandertales, que viviendo en ambientes incluso más fríos que nosotros, tenían cerebros todavía más grandes.
En la actualidad asistimos al
proceso contrario, un calentamiento climático global, que puede tener unas
consecuencias desastrosas para el planeta; pero quizás habría que plantearse si
esta nueva teoría sugiere, también, un posible efecto sobre nuestro cerebro.
El consumo de carne en
la paleodieta
Entre hace 2.5 y 2 millones de años se
produjo un aumento de las temperaturas y sequedad del clima, y los bosques fueron
sustituidos por extensas regiones de sabana y zonas desérticas a las que los homínidos
tuvieron que adaptarse. La necesidad de una
mayor capacidad operativa ante la hostilidad
del nuevo ecosistema, propició un aumento del tamaño de su cerebro; pero para
mantenerlo debieron conseguir fuentes de energía
suplementarias.
Aiello y Wheeler propusieron, en
1995, que el aumento del tamaño del
cerebro en el Homo fue posible a
partir de una reducción del tamaño del
intestino. Esta reducción fue posible al aumentar la proporción de
nutrientes de fácil asimilación (la
carne es más fácil de digerir que los
vegetales) y gran poder calorífico, o sea, las grasas y proteínas de la carne
de los animales. Así, se creaba un excedente de energía que podría derivarse al crecimiento y mantenimiento del
cerebro.
Tras la domesticación del fuego y su
uso para cocinar, hace alrededor de 1,7 millones de años, se pudo extraer más
energía de los alimentos y se acortó el tiempo de masticación y digestión. Este
fue un factor importante en la evolución, ya que el tamaño del cerebro aumentó de 600cc a
850cc. y 200.000 años más tarde había
aumentado a 1150cc.
Sobre el consumo de carne, la OMS recomendaba hace unos días su moderación.
Poniéndolo en relación con lo comentado, hay que tener en cuenta que muchas veces se le
da demasiada importancia al componente cárnico en la paleodieta, ya que normalmente se acompañaba (o sustituía
según los disponibilidad de recursos) de una mayor variedad de productos.
Además, en la actualidad consumimos
carne en exceso, ya que el total de proteínas que requiere nuestra alimentación
no alcanza los 100 gr. diarios. Por lo tanto, consumirla en menor cantidad no
supondría un cambio trascendental.
Correlación entre el tamaño del
grupo y el tamaño del cerebro
Es evidente que en un grupo grande
se tienen más aliados para ayudar en el aprovisionamiento de
comida, el control del fuego o en la defensa de un territorio. Estas tareas
requieren de un entorno social complejo,
en el que un cerebro de mayor tamaño permitirá desarrollarlas con mayor
facilidad y mantener mejor las relaciones sociales.
Pero, en un mundo en el que los
grupos se han sustituido por redes
sociales de enormes dimensiones, con los cambios que esto conlleva en los
comportamientos sociales, ¿estará evolucionando nuestro cerebro al mismo ritmo
frenético que la sociedad?
Autora|
Ana Carmen Diago
Vinadé
Vía|
Evoanth
, Colvetvalladolid
Imagen|
Utexas
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