Un estudio del ADN de los antiguos pobladores de Machu Picchu puede desvelar algunas incógnitas de este sitio
Un
proyecto de investigación examina los restos óseos aparecidos en la icónica ‘ciudadela’
inca de Machu Picchu
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
Antrophistoria - La llaqta inca de Machu Picchu, cuyo
nombre viene del quechua sureño y significa
“Montaña Vieja”, fue construida a mediados del siglo XV en un gran promontorio
rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu, en la vertiente
oriental de la cordillera Central al sur
del Perú. Su paisaje impresiona, ya que su punto más alto está situado a
unos 2490 metros de altitud sobre el nivel del mar.
A pesar de la
multitud de estudios vertidos sobre este sitio incaico, aún no está clara la funcionalidad que tuvo Machu Picchu. Si nos
atenemos a lo referido en unos documentos provenientes de mediados del siglo
XVI, Machu Picchu pudo haber sido una de las residencias de descanso de Pachacútec, el noveno inca del
Tahuantinsuyo, que gobernó el imperio inca desde el año 1438 al 1470.
No obstante, el
análisis de sus mejores construcciones y la evidencia del carácter ceremonial
de la vía principal de acceso a la llaqta, ha llevado a muchos investigadores a
pensar que se trata de una suerte de santuario
de carácter puramente religioso.
Lo cierto es que
ninguna de estas dos suposiciones, la de palacio real o la de santuario, son
incompatibles. Pudo haber sido ambas cosas a la vez. Lo que sí es cierto es que
está descartada la opción de su supuesto
carácter militar, por lo que ya se ha superado la popular definición de
Machu Picchu como “fortaleza” o “ciudadela”.
La llaqta fue
finalmente abandonada por sus pobladores
a principios del siglo XVI y, desde entonces, aún son muchas las incógnitas
que faltan por desvelar.
“Hay un largo
debate acerca de cuál fue la función de Machu Picchu porque se trata de un sitio Inca único e inusual.
Es demasiado grande para haber sido un asentamiento local y demasiado pequeña,
y no la estructura adecuada, para haber sido un centro administrativo del
Imperio de los Incas”, explica Brenda
Bradley de la Universidad George Washington a GW Today.
Gracias a una
nueva investigación, Bradley y un equipo de investigación de la Universidad de
California, en Santa Cruz, y la Universidad de Yale analizarán las muestras del ADN obtenidas de los restos óseos de más de
170
individuos aparecidos
en Machu Picchu, a principios del siglo XX, para saber más acerca de su población.
“Probablemente era
gente muy cualificada que vino de lejos
para desempeñar funciones muy específicas. Eso es lo que podemos predecir”,
declaró Bradley. Con la conclusión de esta investigación, no sólo podremos
conocer aspectos de la población autóctona, sino también cómo aumenta la complejidad
social y se diversifica la influencia genética con la llegada de los
colonizadores.
Por tanto, los investigadores
piensan que con la gran cantidad de datos genómicos que planean recolectar
también se va a proporcionar una interesante perspectiva de cómo el
colonialismo afectó a las personas que habitaron en los Andes en esta época. Se puede establecer una comparativa entre
los datos genéticos que proporcionen los esqueletos de Machu Picchu de la
población de la época pre-colonial y los de la etapa post-colonial.
“El colonialismo introdujo la enfermedad
y probablemente acabó con la diversidad genética”, según Bradley, pero esta es
una buena oportunidad de comprobar esta diversidad genética antes de que estos
hechos sucedieran.
Autor| José Antonio Cabezas
Vigara
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