Localizan
varias fosas colectivas, con los restos óseos de 26 personas, que dejan en
evidencia que las matanzas de comunidades enteras eran frecuentes en las
últimas etapas de esta cultura prehistórica
Varios individuos encontrados tenían huellas de profundas heridas en el cráneo |
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
Un equipo de
investigadores afirma haber encontrado las evidencias de lo que pudo haber sido
una matanza de tiempos prehistóricos. Se fundamentan en el descubrimiento de una tumba colectiva de 7000 años de
antigüedad, que contenía los restos óseos de algunos individuos de una
comunidad de agricultores con evidencias de haber sufrido unas heridas
terribles.
Los especialistas han examinado
minuciosamente los huesos de unos 26 individuos,
entre hombres, mujeres y niños, que fueron enterrados en el sitio de la Edad de
Piedra de Schoeneck-Kilianstaedten, cerca de Francfort (Alemania). Han comprobado
que los huesos presentaban marcas de heridas
profundas de golpes en la cabeza, flechazos e indicios de esfuerzos
deliberados por astillar las canillas de, al menos, la mitad de las víctimas, bien
para que no escaparan o bien como advertencia al resto de la comunidad
sobreviviente.
Christian Meyer ha afirmado,
en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias, que “fue tortura o mutilación”, aunque “no podemos
decir a ciencia cierta si las víctimas estaban todavía vivas”.
Cráneo fracturado de un niño de unos ocho años |
Lo cierto, según Meyer,
es que los estudios de Schoeneck-Kilianstaedten refuerzan las teorías esgrimidas
tras el descubrimiento anterior en Alemania y Austria de otras dos tumbas
colectivas. Las víctimas y los victimarios, en los tres enterramientos, parecen haber pertenecido a la cultura
Linearbandkeramik (LBK), un pueblo agrícola que llegó a Europa central alrededor
del 5500 a. C.
El nombre de esta
cultura alude a la decoración de sus piezas de barro, ya que LBK significa en
alemán cerámica de bandas lineales. Se
estima que se desarrolló en la actual Hungría y se propagó posteriormente a lo
largo del río Danubio.
Llama la atención que los
tres sitios arqueológicos datan de finales de la presencia de la cultura LBK en
esta zona, lo que nos da a entender que sus componentes pudieron haberse dividido en bandos enemigos que lucharon entre sí.
Meyer explicó que “se
trata de hallar pautas. Una fosa colectiva fue espectacular, pero era una sola.
Pero cuando se hallan varias del mismo
período, entonces surge un patrón”. Los autores del artículo puntualizan
que “las nuevas evidencias, sumadas a los resultados anteriores, indican que las matanzas de comunidades enteras no eran
hechos aislados, sino características frecuentes de las últimas fases de la
LBK”.
Estas conclusiones han
sido apoyadas por Chris Scarre,
arqueólogo de la Universidad de Durham (Inglaterra), quien no estuvo
involucrado en el estudio. Señala que las conclusiones parecen estar bien
respaldadas por las evidencias. “Lo que es particularmente interesante es la gran violencia. No solo la supresión
de la comunidad rival - si es que eso fue -, sino también la atroz y
sistemática fractura de la parte inferior de las piernas”, puntualizó Scarre. “Esto
sugiere el uso de tácticas de terror como
parte de esta violencia entre las comunidades”.
Por otro lado, Meyer, un antropólogo de la Universidad
de Mainz (Alemania), piensa que no se
puede asegurar con toda certeza qué provocó las matanzas, y menos teniendo
en cuenta la antigüedad de los hechos. Sin embargo, en su opinión, sí es posible presentar hipótesis fundamentadas
en lo que se sabe de la cultura LBK y las condiciones que pudieron enfrentar a
sus miembros. Por ejemplo, el fin de esa cultura coincidió con un periodo de
cambio climático en Europa.
Para Meyer “la
población LBK se había expandido considerablemente, y esto incrementa la
posibilidad de un conflicto”. Asimismo, los pueblos de LBK eran agricultores sedentarios, “así que a diferencia de los
cazadores y recolectores, que se movilizaban para evitar conflictos, estas personas no podían escapar”. Hay que
añadir el hecho de que “pudo haber un periodo de sequía que restringió los
recursos, provocando que surgieran los conflictos”.
Futuras
investigaciones arrojarán
más luz sobre estos restos y sobre la cultura LBK.
Autor| José Antonio Cabezas
Vigara
Vía|
La República
Imagen|
La República
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