La pieza, descubierta en la isla de Falster, representa a Sileno, el más viejo, sabio y borracho de los seguidores de Dioniso
A Sileno se le representaba con muchos rasgos cómicos, como a Sócrates © THE NATIONAL MUSEUM OF DENMARK |
En 2010, una aficionada a los detectores de metales halló una extraña figura en la isla de Falster, al sureste de Dinamarca. Cuando apareció, todos pensamos que tenía un aspecto muy nuevo y que por lo tanto no tenía nada de especial. Aún así me la llevé a casa, comenta Hanne Jensen. Finalmente decidió llevarla al Museo Nacional de Dinamarca, cuyos expertos la examinaron y comprobaron que se trataba en realidad de una figura que representa a Sileno, similar a un sátiro según la mitología griega y descrito como el más viejo, sabio y borracho de los seguidores de Dioniso, el dios del vino, a quien adoptó y educó cuando era joven. Calvo, barbudo y panzudo, se embriagaba de tal forma que tenía que ser sostenido por otros sátiros o se extraviaba cabalgando sobre un asno. Decía que lo mejor para los hombres sería no haber nacido y, en segundo lugar, morir tan pronto como fuera posible.
Montada sobre el cabecero de un diván
La figura de bronce ha sido datada entre los años 100 a.C. y 100 d.C., en tiempos de Augusto, y es la primera de estas características que ha sido hallada en Dinamarca, según explica el Museo Nacional de Dinamarca en un comunicado. Según Peter Pentz, conservador del museo, estas figuras fueron producidas a pares y se montaban en el cabecero de los divanes que usaban los romanos en sus fiestas desenfrenadas. Los romanos sabían cómo beber y celebraron algunas fiestas salvajes y violentas, las llamadas bacanales, en honor a Baco, el dios romano del vino. Tan salvajes fueron las celebraciones que las llegaron a prohibir. Resulta muy simbólico que Sileno, el más borracho de los seguidores, honrara una de estas camas, afirma Pentz. Se desconoce cómo llegó esta pieza a un lugar tan remoto como Falster. Puede que fuera un regalo, un trofeo de guerra o parte de una mercancía, pues existió un contacto muy directo entre Escandinavia y el Imperio romano. No deja de ser curioso que la efigie de Sileno acabara en un territorio que, según los romanos, estaba habitado por un hatajo de bárbaros borrachos.
Vía: National Geographic
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