Así eran las bodas y el ejército de Córdoba durante la época romana.

Una jornadas teatralizadas enseñan las claves de los ritos y los materiales utilizados en la etapa fundacional de la ciudad.

Desfile junto al Templo Romano.
D. Delgado // ABC
Corría el siglo III d. C. Roma comenzaba a desmoronarse; se hallaba sumida en el caos y su final parecía inevitable. No obstante, un general de origen humilde, Diocleciano, logró hacerse de nuevo con las riendas del poder y el año 285 inauguró una era de reformas que asegurarían la supervivencia del Imperio durante casi dos siglos más en Occidente y mil años en Oriente. A este contexto histórico trataron de trasladar ayer los miembros de los grupos Ibidem y Cohors V Baetica Legio VII Gemina a los espectadores que asistieron a la recreación histórica que ambas compañías llevaron a cabo en la Sala Orive.

El montaje, centrado en el rito del matrimonio y de la unidad «Limitanei» del ejército hispano romano tardío, comenzó ante las columnas del Teatro que se erige junto a Capitulares. Desde allí y en formación hacia la puerta lateral de acceso al recinto arqueológico, los actores partieron hacia la Sala Orive, que, a la llegada de los componentes de las compañías, se encontraba abarrotada.

El director del grupo malagueño Cohors V Baetica Legio VII Gemina, Ignacio Páez Lorente, fue el primero en tomar la palabra. Ante los presentes, el actor explicó con todo lujo de detalles el tipo de armamento y técnicas militares de época tardorromana, con la recreación de la unidad «Limitanei», que era responsable de la seguridad de las actuales provincias de Málaga y la parte más próxima a ésta de Córdoba y Sevilla.

La calidad de vida que tenían estos soldados era habitualmente más precaria que la de otras tropas por su ubicación en zonas fronterizas, con escasos servicios y el continuo hostigamiento de los pueblos germanos y otros bárbaros. Cuando su actividad se reducía o había menos ataques extranjeros, cumplían labores de vigilancia de las vías y control policial, reduciéndose su presencia en las provincias menos conflictivas.

Una vez concluida su intervención, tomó el relevo el director del grupo pontano Ibidem, José Montesinos Moreno, restaurador e historiador, que se encargó de detallar cómo se desarrollaba el rito del matrimonio en época tardorromana. «La que va de blanco no es la novia, sino su madre», apuntó mientras hacían su entrada los actores y actrices encargados de recrear las «nuptiae».

Lo hicieron siguiendo un orden: los primeros en acceder al lugar de celebración eran los padres de la prometida, seguidos del novio (que iba ataviado con una capucha y colores llamativos); los testigos y la novia. Cerraban el desfile los «augures» o adivinos.

Vía: ABC

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