La recuperación de la cantera romana del Mèdol de Tarragona abre nuevos interrogantes.

La zona del Clot no se puede visitar pero la cantera del Mèdol vuelve
a llenarse de curiosos tras el proyecto de mejora.
Reabre al público tras un año de rehabilitación, que ha revelado nuevos datos sobre la antigüedad del yacimiento y la altura real de la aguja del Clot | Un centro de interpretación divulga el importante rol de la cantera, de la que se extrajeron las piedras de los principales monumentos de Tarraco.
“Estamos muy contentos por la labor realizada pero el yacimiento puede aportar muchísimo aún, hay faena para años si se apuesta por él”, afirma Jordi López, investigador del Institut Català de Arqueologia Clàssica (ICAC) y uno de los responsables del estudio arqueológico realizado en la cantera romana del Mèdol, en Tarragona. Es la primera vez que se ha podido analizar el conjunto y su evolución a lo largo de la historia, y los dos meses de actuaciones han permitido datarlo con exactitud: se empezó a explotar en el siglo II a.C y de allí salió la piedra necesaria para construir los principales monumentos de Tarraco, como el anfiteatro, el circo o las murallas. Ahora el recinto presenta un cambio de fisonomía importante, ha asentado las bases para su conservación e intentará acercar a la ciudadanía con un centro de interpretación.
Desde hace unos pocos días la cantera romana del Mèdol vuelve a llenarse de visitantes, como en años atrás, atraídos por la actuación que se ha llevado a cabo en el último año y que ha implicado la conservación y mejora arqueológica y geológica de la antigua zona de extracción de piedra. Así, el acceso al recinto monumental es mucho más cómodo y se ha creado un centro de interpretación y de divulgación para dar a conocer las funciones del monumento y su riqueza histórica y medioambiental. La Fundación Abertis ha invertido 1,5 millones de euros, a través del 1% cultural del Estado. La remodelación del lugar está teniendo muy buena acogida, especialmente los fines de semana, cuando muchas familias se acercan a pasear por el lugar.
Más superficie y muchos interrogantes.
Las tareas arqueológicas, realizadas por el ICAC, han permitido estudiar la evolución del yacimiento y entender el funcionamiento y uso del conjunto del recinto en su origen. Se ha datado con exactitud a la vez que se ha comprobado que la cantera ocupa mucha más superficie de la que se creía hasta el momento. “De 20.000 metros cuadrados pasaríamos a 80.000″, ha concretado López, que sostiene que el Mèdol brinda “unas posibilidades enormes”. El investigador del ICAC explica, además, que se han realizado prospecciones en puntos concretos que intuían como más interesantes y que una de ellas ha puesto al descubierto una rampa de acceso al Clot –la parte central-, restos de una pequeña casa de madera en la entrada que actuaría como punto de control del personal y de  las piedras que se extraían, así como vestigios de un santuario de piedra.
Otro aspecto a destacar es que se ha establecido que la aguja central del Clot tendría una altura de 20 metros y no de 16 como se había determinado, y que se habría formado en época del emperador Augusto. Jordi López también destaca los trabajos que han permitido situar, a la altura del Bosc de la Marquesa, el que sería el muelle desde donde se cargaba la piedra de la cantera del Mèdol para transportarla a la ciudad. “Es un tipo de muelle único en Catalunya y de los pocos que se pueden concretar en el conjunto del mundo romano, de manera que sería muy interesante poder continuar las investigaciones”, manifiesta. Así, se ha obtenido mucha información de interés y hasta ahora desconocida, pero quedan muchos interrogantes: “¿Dónde vivieron los trabajadores de la cantera, en qué lugar estaba exactamente la zona de talleres para reparar las herramientas?”, se pregunta el investigador del centro tarraconense.

Las “bondades” del incendio.
Estas actuaciones se han desarrollado en la zona descubierta tras el incendio de julio de 2010, que quemó parte del terreno alrededor del Mèdol e hizo aflorar nuevas zonas, hasta entonces desconocidas, donde se habían conservado evidencias claras de los trabajos de extracción de la piedra, 2.000 años atrás. Una vez limpia y explorada, esta zona se ha incorporado al recorrido de la visita. También se ha creado un centro de interpretación, junto al área de servicio de la autopista AP-7, donde se detalla el uso de la cantera romana en su totalidad: desde el proceso de extracción de la piedra hasta su uso final en monumentos destacados de Tarraco como las murallas, el anfiteatro y el circo o el Foro Provincial. A la vez, se explica las herramientas utilizadas, las técnicas de extracción y transporte y la relación con otras canteras romanas.
El proyecto, de carácter multidisciplinar, ha sido impulsado por la Fundación Abertis con la colaboración de Fomento, el Ministerio de Cultura, la Generalitat, la Diputación y el Ayuntamiento de Tarragona. El Director de Proyectos de Abertis, Ricard Fornesa, explica que hay varios objetivos que se quieren perseguir. En un primer lugar, “un objetivo cultural y social, el de dar a conocer este patrimonio de la provincia de Tarragona a todas las personas que estén interesadas en saber un poco más de la historia romana”.
Gran riqueza ecológica.
En segundo lugar hay “un objetivo ecológico y medioambiental”. “El interés botánico del Clot del Mèdol proviene de las dimensiones de algunos ejemplares de especies arbustivas”, sostiene. Asimismo, destacan especies de plantas que tienen un régimen de protección especial, por ser variedades únicas autóctonas europeas y especias mediterráneas con un desarrollo especial. Además, el enclave “es expresión de un conjunto de alto interés ecológico, ya que constituye un paisaje fosilizado, donde todavía se pueden ver huellas fósiles de olas y de crustáceos marinos en diferentes sectores”. También se está procediendo a estudiar y consolidar la aguja, teniendo en cuenta que, en la actualidad, la zona del Clot no se puede visitar por el riesgo de desprendimientos.
Aún así, estos primeros días tras la reapertura del espacio ya han contado con numerosas visitas. “Hacía como diez años que no veníamos aquí y nos ha sorprendido cómo ha quedado todo, especialmente por la mejora en la accesibilidad”, comentaba Dolores, de Creixell, que este fin de semana se acercaba a la cantera con su marido y otras dos parejas de la localidad tarraconense. “Durante mucho tiempo ha estado dejado y ya era hora que se hiciera algo, aunque me esperaba una actuación más ambiciosa”, manifestaba Carlos, vecino de Tarragona, que accedía desde el área de servicio de la AP-7.
Vía: Laura Casas | La Vanguardia

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