Algunos de los palacios sevillanos abiertos al público para capear la crisis.

Antes inaccesibles, cortijos y palacetes se abren al turismo. Se buscan nuevas fórmulas para gestionar y restaurar monumentos antes de que sea demasiado tarde. Y aguantar mejor la crisis...

Carmen de los Arrayanes, en Paradas.
Emilio Gómez, jefe de márketing del Castillo de La Monclova, en Fuentes de Andalucía, es moderadamente optimista. En otros tiempos podría parecer imposible, pero desde hace un año la finca está abierta al turismo y centrada sobre todo en turismo de congresos, presentaciones y convenciones de empresas extranjeras. El Castillo es la Monclova es una explotación de 5.400 hectáreas, famosa por albergar la planta Gemasolar, con capital internacional junto a una almazara de aceite que aún funciona y un castillo del siglo XIV con obras de arte de todas las épocas.

La campaña internacional iniciada hace un año ya da sus frutos y los cruceros internacionales que llegan al Puerto de Sevilla irán de excursión al Castillo de la Monclova, a pie de la N-IV para ver cómo se produce el aceite con las mismas técnicas que hace siglos, y por supuesto probarlo y hacer rutas por la zona. Ya tienen cerrados importantes eventos internacionales, algo que contribuye a nutrir a los hoteles de Écija y Carmona. Lo que mejor les está funcionando es el turismo gastronómico, monumental e industrial (almazara y planta solar). Este mismo modelo piensa ser explotado en otras fincas y palacios que tienen los propietarios en otras partes de España. La Monclova está siendo una experiencia piloto.

El Carmen de los Arrayanes, Paradas.

Aunque llevaba casi una década construído, la crisis ha abierto las puertas del Carmen de los Arrayanes, casa palacio de estilo nazarí, inspirada en La Alhambra, levantada en Paradas por José Luis Romero, comerciante de telas de 68 años. Romero buscó la máxima fidelidad con el monumento granadino, del que se enamoró de joven. Visitó 170 veces el monumento granadino y de la ciudad trajo 125.000 piezas de azulejo. Tiene una copia del vaso de las gacelas de una sola pieza y más de cien moldes de escayola, además de una piscina rodeada de arcos con yeserías y cubierta por un artesonado. «Yo no me esperaba que esto gustara tantísimo» dice. Este pequeño milagro del arte ha ido creciendo casi boca a boca, hasta llevar a Paradas, centenares de visitas que no dan tregua a los habitantes de la casa, hasta ahora 1.700 desde octubre del año pasado.

Palacio del Marqués de la Gomera, Osuna.

El Palacio del Marqués de la Gomera de Osuna fue reconvertido en hotel de lujo en el año 2000. Con 20 habitaciones, atrajo a un municipio de apenas 20.000 habitantes a empresas especializadas en el turismo de lujo. En epoca de bonanza Osuna supo aprovechar el tirón para crear una oferta de 284 camas hoteleras con alrededor de diez pequeños hoteles y 42 en casas rurales. Llegadas las vacas flacas, la empresa pasó a un grupo de empresarios locales, entre ellos Jesús Sánchez, su gerente.

Su pesadilla es de dónde sacar los 6.000 euros de alquiler cada mes, además del mantenimiento, restauración y gastos de explotación. Para colmo aún espera que vea la luz el proyecto Osuna Golf, con inversores comprometidos y la Junta de Andalucía pendiente de autorizar hace una década. «No me da miedo el trabajo duro, pensaba que 2014 iba a ser mejor pero no está siendo así», señala Sánchez. «El problema ahora es que no hay dinero ni mercado, y no se mueve nada». Justo frente al Hotel Palacio de Marqués de la Gomera se vendía un palacio del siglo XIX de 1000 metros cuadrados a 1 millón de euros, hoy piden 350.000.

Cortijo Arenales, Morón de la Frontera.

En Morón de la Frontera, Paloma Maza y sus hermanos gestionan el Cortijo Arenales, pionero en abrir al turismo desde 1993 para ofrecer el estilo de vida rural andaluz a estresados hombres de negocios de toda España. «Convencí a mi padre para abrir el cortijo antes de tener la necesidad» señala Paloma. Es un cortijo famoso por la despedida de soltera de la Infanta Elena en 1995, y por la ganadería de toros del Conde de la Maza. 600 hectáreas de dehesa y monte bajo,con 800 cabezas de ganado bravo y caballos, una pequeña plaza de tientas, caza mayor —-gamos— y un comedor para probar productos típicos. «Nuestra ventaja es que ya llevamos muchos años y las empresas nos conocen y repiten» señala Paloma. Por el momento optan por dirigirse a segmentos menos masificados y de mayor nivel. El cortijo Arenales dispone incluso de una recreación de la feria de Sevilla dentro de sus instalaciones.

Palacio de Peñaflor, Écija.

Mientras, el Consistorio de Écija hace un año pidió un millón de euros de forma urgente al gobierno central y a Europa para salvar una joya de palacio barroco, el Palacio de Peñaflor, propiedad municipal y monumento nacional. El total de la obra se iría a 10 millones de euros. El otro gran palacio barroco de Ecija, el Palacio de Benamejí, es hoy Museo Arqueológico, oficina de turismo, restaurante, salón de plenos y sala de exposiciones.

Vía: ABC

Comentarios