El flis de laurel de los antiguos graneros.

Un equipo de la ULPGC descubre semillas intactas de hace cientos de años.
Ascenso de los arqueólogos apoyados por escaladores profesionales en Cuevas Muchas, en Guayadeque.
La arqueología se adentra en el laboratorio para secuenciar el ADN y datar, cada vez con mayor precisión, la edad de enseres y alimentos de los antiguos canarios con el Carbono 14, una combinación que está sacando a la luz los secretos de los indígenas para sobrevivir en la Canarias prehispánica.

"Nunca he pasado más miedo en mi vida". Jacob Morales Mateos, 38 años, es doctor en Arqueología en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y se encuentra desde hace tres años guindado entre el precipicio y el microscopio.
A lo largo de los años la arqueología se ha nutrido de los conocimientos que arrojan las grandes estructuras, con el estudio de los vestigios de casas, necrópolis, enseres, para últimamente ir afinando gracias a las nuevas tecnologías a niveles moleculares y con sorprendentes resultados, como las que arrojan la secuenciación del ADN de las semillas que alimentaron durante unos 1.500 años a los antiguos canarios, y que se encuentran en los graneros fortificados prehispánicos, algunos como el de El Álamo, a alturas de pánico, solo salvables gracias al apoyo de un equipo de escaladores profesionales. De ahí el vértigo de Jacob Morales.
Durante tres años, y dentro de una campaña de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria financiada por el Ministerio de Economía y dirigida por la también arqueóloga Amelia Rodríguez, el equipo ha entrado, además de en el citado El Álamo de Acusa; en Cuevas Muchas, Guayadeque; en La Audiencia, Temisas; y en La Montañeta, Moya, entre otros puntos, en un trabajo agotador a la búsqueda y captura de semillas intactas. Y al pesar del largo medio milenio transcurrido... las encontraron.

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