Basílica del foro de Regina Turdulorum y, al fondo, la Sierra de las nieves coronada por la alcazaba de Reina. |
Por José Antonio Cabezas Vigara
En el sur de Extremadura, en la confluencia de las últimas estribaciones de la Sierra Morena con la Campiña de Llerena, en un lugar cercano al pequeño pueblo de Casas de Reina, dormita Regina Turdulorum. La ciudad romana permanece sepultada bajo un manto de vieja tierra pero, poco a poco, con la paciente labor de los arqueólogos, sus restos van asomando y van dejando entrever algunos retazos de su pasado.
Regina se enmarca geográficamente dentro de la provincia de la Baetica, en la zona que Plinio denomina como Baeturia Turdulorum y, posteriormente, pasa a formar parte del conventus cordubensis. A mediados del siglo I d.C.,en tiempos de los emperadores Flavios, la ciudad adquiere el estatus de municipio romano.
Su ubicación no es azarosa, sino que se sitúa en un fructífero paisaje. La ciudad, como vemos, se sirve de las fértiles tierras de la campiña y de las cercanas minas de hierro y de plomo de la sierra. Además, se abastece de los veneros de agua de la cercana Sierra de las Nieves, en el término de Reina. No obstante, el motivo principal de su ubicación está en servir de mansio, o lugar de parada oficial, de la calzada que va desde Astigi (Écija) hasta Emerita Augusta(Mérida).
En la actualidad, el yacimiento arqueológico ocupa unas 40 hectáreas y presenta una serie de restos visitables. Destaca, por su buen estado de conservación, un teatro del siglo I d.C. con capacidad para unos mil espectadores. Su grada fue construida con sillares de piedra arenisca en la pendiente de una suave ladera. También sobresale el foro, o centro neurálgico de la ciudad, ubicado en el cruce delKardus con el decumanus maximus. En el foro se conserva la planta de una gran basílica abierta y porticada, unas viviendas de ciudadanos socialmente relevantes, unastabernae con funciones artesanales y comerciales, y unas zonas de culto con templos. Se aprecia, además, parte de unas canalizaciones, que posiblemente sirven para abastecer de agua a unos baños públicos, y parte del sistema de cloacas para el saneamiento de la urbe.
Regina Turdulorum, según se extrae de las inscripciones encontradas, albergó un gran número de ciudadanos de procedencia itálica. Asimismo, hay manifestaciones de gente de procedencia oriental que trajo consigo el culto a sus propios dioses, como se aprecia en las figuras encontradas en las diversas excavaciones arqueológicas practicadas.
Se puede deducir que la ciudad sigue habitada en el año 619 porque aparece nombrada en las actas del II Concilio Hispalense, presidido por San Isidoro. Casi con toda probabilidad, su abandono se produjo con la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica. Posteriormente, para concluir, se produce un traslado de la población de la zona a la segura cima de la Sierra de las Nieves donde, siglos después, la comunidad musulmana construyó la alcazaba de Reina.
En colaboración con QAH| Antrophistoria
Vía| Regina Turdulorum
Imágenes| Busca y captura
Vía: QAH
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