Investigadores del Instituto Nacional de Antropología
e Historia, de México, dirigidos por Luis Alberto Martos, han descubierto en
una acrópolis situada en Ocosigno, Estado de Chiapas, un teatro maya, dentro
del llamado Plan de Ayutla, con una antigüedad de 1.200 años. Era un teatro
exclusivo según el arqueólogo Martos, quien señala que “el espacio escénico
quedó dentro de un palacio…”, y eso lo hace distinto a otros “que generalmente
están en plazas pensadas para la multitud”.
Los especialistas han encontrado en sus inmediaciones
ocarinas, silbatos y esculturas de estuco con representaciones de un cautivo y
de las deidades del maíz, del sol y el murciélago. Era un teatro abierto a
diversas representaciones escénicas y también de poder, como humillar a los
prisioneros. Luis Alberto Martos dice que esas acciones políticas “consistían
en despojar al cautivo de sus ropas, quitarle las orejeras y atavíos,
arrancarle las uñas, tomar su sangre. Es decir, doblegarlo públicamente”.
La civilización maya es una de las más importantes del
mundo precolombino, que se originó en una vasta región del sureste mexicano
hace tres milenios. “Hacia el año 850 (de nuestra Era) hay un momento de
debilidad política… el edificio que circunda el patio tiene varias estructuras
intercomunicadas, lo que apunta a la existencia de un ‘multepal’ (gobierno
compartido). Con la construcción del teatro volvieron a aislarse los cuartos,
lo que significa que hubo un intento de volver a un poder único”. Hacia el año
1.100 de nuestra era se produjo una lucha por el poder que acabó con el
abandono de la ciudad; un imperio maya en decadencia que dejó profundas huellas
que se van encontrando y ofrecen múltiples testimonios de una civilización
milenaria.
Extraído de Infoenpunto
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