La genética ha revelado que la cuna de los primeros humanos modernos pudo ser Sudáfrica, en lugar de situarse en África Oriental, como defienden la mayoría de los investigadores.
Un grupo de científicos, dirigidos por Brenna M. Henn, de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), ha publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), los resultados de un trabajo en el que han casi 600.000 marcadores genéticos de grupos de cazadores-recolectores que viven en Tanzania y Sudáfrica.
Se trata de bosquimanos sudafricanos y hadza y sandawe tanzanos, tres pueblos que tienen en común un lenguaje caracterizado por los sonidos similares a clics (chasquidos de lengua) y que, según este trabajo son los humanos con mayor diversidad genética del planeta.
Para llegar a esta conclusión, los científicos, entre los que se encuentra la española Laura Rodríguez-Botigue, del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra, examinaron compararon los polimorfimos genéticos de estos tres pueblos con los de otras 24 pobaciones africanas de agricultores y ganaderos. Querían averiguar si sus ancestros eran distintos.
Descubrieron que, de todos los grupos, los cazadores recolectores son los que tienen una diversidad genética más alta y que en los pasados 5.000 años, a medida que la agricultura se expandía en África, hubo auténticos 'cuellos de botella' genéticos que afectaron a las poblaciones de los hadza tanzanos, pero no tanto a los bosquimanos.
También han averiguado que los pigmeos también se parecen genéticamente más a estos grupos ancestrales que a otros africanos porque compartieron un ancestro común, hace entre 15.000 y 27.000 años. Sin embargo, con el resto de los africanos la separación de la rama de bosquimanos y hadza se produjo hace 40.000 años. "Es la primera evidencia genética de que los bosquimanos continuamente han ocupado el sur de África desde el Paleolítico Superior", afirman los investigadores.
Extraído de El Mundo
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