«Descubrir una pirámide te hace feliz, es increíble», decía ayer el arqueólogo Zahi Hawas, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, al pie del último hallazgo excavado por su equipo, la tumba piramidal de Seshemet, una reina de la quinta dinastía. El monumento fue localizado hace dos años, pero los expertos no empezaron a desenterrarlo hasta hace dos meses.
«Es un descubrimiento muy importante», subrayó Hawas. «Estamos acostumbrados a encontrar una tumba, o una estatua, pero hoy anunciamos el hallazgo de la pirámide de una reina», añadió. Bien es cierto que el monumento, hallado en la necrópolis de Saqara, no tiene nada que ver con las grandes pirámides de Giza, ni siquiera con la vecina pirámide escalonada del faraón Zoser, de 62,5 metros de altura. La de Sheshemet apenas debía alcanzar los 15 metros de altura y si ha pasado desapercibida hasta ahora, a pesar de formar parte de uno de los cementerios reales más estudiados de Egipto, es porque el saqueo la redujo a un montón de escombros de apenas cuatro metros de alto.
La tumba es importante porque contribuirá a conocer una época delicada del Egipto faraónico, el final del Imperio Antiguo. La reina Sesheshet vivió hace 4.300 años y su nombre ha pasado a la historia porque fue la madre del faraón Teti, fundador de la sexta dinastía, que reinó entre 2323 y 2291 antes de nuestra era. Fue una época de vacas flacas que acabó con la familia real en el exilio y el país sumido en luchas internas.
Extraído de Hoy
Comentarios
Egipto es un lugar especial...
Saludos.