Con la invención de la escritura, el hombre creó un nuevo medio de comunicación
Con la invención de la escritura se produjo la aparición de un nuevo medio de comunicación y de almacenamiento de la información. Los sistemas pre-griegos de escritura no ofrecían una fluidez visual comparable a la oral, pero permitían la liberación de la función mnemónica para otros usos por servir de almacén de la tradición oral.
En los textos griegos se entretejen lo oral y lo escrito. En ellos, se podía elegir un tema como sujeto de un discurso, pero más que explicarlo ideológicamente se plasmaba mediante una recomposición de acontecimientos. El lenguaje escrito abría la posibilidad de reflexionar sobre el mensaje, provocó la aparición del lector, del intelectualismo y el desarrollo de un nuevo vocabulario.
El hombre ha ido evolucionando hasta llegar a tener una capacidad craneal de 1400 centímetros cúbicos. Su desarrollo también le permitió articular palabras y comunicarse por gestos, lo cual fue un importante paso para sus relaciones con otros individuos.
La invención de la escritura produjo cambios en la configuración de la sociedad humana, aunque sobre todo su efecto se hizo notar en la mente y en la manera de pensar del hombre. Alcanzó un punto crítico con la introducción del alfabeto griego, con el que pasó a ser un medio de comunicación, a la vez que servía para recopilar la información. Los escritores que aspiraban a que sus composiciones perdurasen descubrieron que el artefacto escrito era capaz de perdurar por sí mismo, por el simple hecho de existir materialmente. La tradición memorizada acústicamente pasaba a ser sustituida por materiales escritos. Por tanto, la mente quedaba libre para otros usos.
Los compositores tenían con la escritura mayor libertad de elegir un tema para un discurso, que ya no tenía por qué ser necesariamente una persona. Pero existía la limitación de que el tema tenía que seguir comportándose como una persona o como algo manejado por ella. Hesíodo reflexionó sobre la diké (justicia), por ejemplo, pero ayudándose de los recursos que le proporcionaba la técnica oralista. No era capaz de decirnos qué es la justicia, sino solamente qué hace y qué padece. Los acontecimientos eran relatados como la consecución de secuencias cinematográficas. Uno de los primeros en acercarse al lenguaje de la definición fue Sófocles, aunque todavía no hace descripciones abstractamente conceptualizadas. Platón, en el siglo IV a.C., ya explicaba los conceptos abstractos y los expresaba correctamente en prosa, incluso sus tratados de filosofía.
Con la escritura aparecieron nuevos conceptos como la documentación, el lector, el intelectualismo, etc. con lo que se producía un cambio cultural e intelectual. Los lectores podían emplear nuevas energías de distintas cualidades de las que se habían ejercido en el oralismo.
La reflexión sobre un tema plasmado en una obra supuso una revolución en todos los campos como la filosofía, las matemáticas, etc., que ha llegado hasta nuestros días en los que aún seguimos reflexionando sobre muchas cuestiones de autores antiguos. Es más fácil reflexionar sobre lo escrito que sobre lo dicho, y ello permite avanzar. Los cálculos matemático, las explicaciones… serían efímera si no se anotaran. La palabra materializada no se olvida, permanece. La sociedad sufrió cambios, las leyes podían ser plasmadas y así, fijadas; los acontecimientos históricos permanecían escritos y no sufrían las modificaciones del paso del tiempo; la educación razonada era más posible, se agilizaron las transacciones comerciales, etc. Con la escritura todo un nuevo mundo se abría ante la humanidad.
Con la invención de la escritura, el hombre creó un nuevo medio de comunicación |
En los textos griegos se entretejen lo oral y lo escrito. En ellos, se podía elegir un tema como sujeto de un discurso, pero más que explicarlo ideológicamente se plasmaba mediante una recomposición de acontecimientos. El lenguaje escrito abría la posibilidad de reflexionar sobre el mensaje, provocó la aparición del lector, del intelectualismo y el desarrollo de un nuevo vocabulario.
El hombre ha ido evolucionando hasta llegar a tener una capacidad craneal de 1400 centímetros cúbicos. Su desarrollo también le permitió articular palabras y comunicarse por gestos, lo cual fue un importante paso para sus relaciones con otros individuos.
La invención de la escritura produjo cambios en la configuración de la sociedad humana, aunque sobre todo su efecto se hizo notar en la mente y en la manera de pensar del hombre. Alcanzó un punto crítico con la introducción del alfabeto griego, con el que pasó a ser un medio de comunicación, a la vez que servía para recopilar la información. Los escritores que aspiraban a que sus composiciones perdurasen descubrieron que el artefacto escrito era capaz de perdurar por sí mismo, por el simple hecho de existir materialmente. La tradición memorizada acústicamente pasaba a ser sustituida por materiales escritos. Por tanto, la mente quedaba libre para otros usos.
Los compositores tenían con la escritura mayor libertad de elegir un tema para un discurso, que ya no tenía por qué ser necesariamente una persona. Pero existía la limitación de que el tema tenía que seguir comportándose como una persona o como algo manejado por ella. Hesíodo reflexionó sobre la diké (justicia), por ejemplo, pero ayudándose de los recursos que le proporcionaba la técnica oralista. No era capaz de decirnos qué es la justicia, sino solamente qué hace y qué padece. Los acontecimientos eran relatados como la consecución de secuencias cinematográficas. Uno de los primeros en acercarse al lenguaje de la definición fue Sófocles, aunque todavía no hace descripciones abstractamente conceptualizadas. Platón, en el siglo IV a.C., ya explicaba los conceptos abstractos y los expresaba correctamente en prosa, incluso sus tratados de filosofía.
Con la escritura aparecieron nuevos conceptos como la documentación, el lector, el intelectualismo, etc. con lo que se producía un cambio cultural e intelectual. Los lectores podían emplear nuevas energías de distintas cualidades de las que se habían ejercido en el oralismo.
La reflexión sobre un tema plasmado en una obra supuso una revolución en todos los campos como la filosofía, las matemáticas, etc., que ha llegado hasta nuestros días en los que aún seguimos reflexionando sobre muchas cuestiones de autores antiguos. Es más fácil reflexionar sobre lo escrito que sobre lo dicho, y ello permite avanzar. Los cálculos matemático, las explicaciones… serían efímera si no se anotaran. La palabra materializada no se olvida, permanece. La sociedad sufrió cambios, las leyes podían ser plasmadas y así, fijadas; los acontecimientos históricos permanecían escritos y no sufrían las modificaciones del paso del tiempo; la educación razonada era más posible, se agilizaron las transacciones comerciales, etc. Con la escritura todo un nuevo mundo se abría ante la humanidad.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
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Imagen| Wikipedia
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