Las momias del desierto de Taklamakan

El descubrimiento en la cuenca del río Tarim

Momia del desierto de Taklamakan
Sobre fines del siglo XIX, algunos europeos iniciaron la aventura en el desierto de Taklamakan, siguiendo la antigua Ruta de la Seda. Este lugar, está ubicado en la región china de Sinkiang, y es uno de los lugares más inhóspitos del planeta: su nombre significa, “quien entra, no sale”.

En el año 1900, el geógrafo sueco Hedin que había llegado a la zona, vio restos de casas de madera en un pequeño monte, y desenterró algunas monedas y utensilios chinos. De pronto se desató una enorme tormenta de arena, y tuvo que refugiarse: Cuando acabó, el viento había dejado al descubierto una pequeña ciudadela.

Lo que había descubierto Hedin, era Loulan, una ciudad importantísima en la Ruta de la Seda, que había estado más de mil años enterrada bajo la arena. Muchos otros exploradores excavaron el lugar lo que produjo un enorme saqueo. Las autoridades chinas prohibieron en 1930 cualquier exploración o excavación extranjera en la zona.

En este lugar se ha descubierto numerosas momias humanas, en excelente estado de conservación.

En 1915, S. Hedin hizo en el cementerio de Loulan un descubrimiento que le causó viva impresión: la momia de un varón con rasgos caucásicos (Hombre de Cherchén), muy bien conservado, seguramente debido a la extrema sequedad del clima, que protegió enseres y cuerpos.

Hasta 1979 no se retomó la actividad arqueológica a gran escala en la región, en que expediciones conjuntas chinas y japonesas realizaron descubrimientos en ciudades de la Ruta de la Seda.

Uno de los hallazgos más espectaculares se produjo en 1980 en Loulan, en que un grupo de arqueólogos chinos encontró el cuerpo en perfectas condiciones de una mujer de 3800 años de antigüedad a la que bautizaron como la “Bella de Loulan”.

Pocos años después se exhumó la momia de un hombre datada en el año 1000 a. C. junto a tres momias femeninas y un bebé., al lado del cual había un biberón, hecho con piel de oveja, que se considera el más antiguo del mundo.

Casi todos los cuerpos fueron encontrados con un pequeño saco lleno de semillas de diversos granos, para que sus espíritus pudieran seguir practicando la agricultura en el más allá.

Momias del desierto de Taklamakan
A diferencia de las momias de Egipto, las de Xinjiang no sufrieron ninguna preparación ni manipulación humana previa. Su conservación a lo largo de 4000 años ha sido una obra exclusiva de la naturaleza por la sequedad y aridez del entorno.

La región está rodeada de montañas (cordilleras de Altun, Karakorum y Kunlun al sur, el Pamir al oeste, y el Tian Shan al norte), que impiden la llegada de la humedad de los océanos Indico, Atlántico y Ártico. Xinjiang es la región del planeta más alejada del mar. Con precipitaciones de 16 a 30 milímetros anuales, ésta es una de las zonas más secas del mundo. Los estudios sugieren que las condiciones eran prácticamente las mismas hace 4500 años.

A esas condiciones se suma la gran concentración de sal en el suelo, así como la ventilación que tenían los enterramientos, con féretros de madera que no estaban cerrados herméticamente y sobre los que se depositaban ramas, lo que facilitaba la ventilación. Todo eso complicaba el trabajo de las bacterias y microbios responsables de la descomposición de los cadáveres.

Entre el 2003 y el 2005 descubrieron las momias más antiguas de la región. Los cuerpos estaban perfectamente conservados y con sus ropas intactas, y estaban enterrados en botes vueltos del revés.

Las características físicas de estas momias, nada tienen que ver con las actuales poblaciones de Asia. Sus rasgos corresponden a personas de origen europeo, muy altos, cabellos rubios y pelirrojos. Los estudios han demostrado que este lugar estuvo habitado, y sus pobladores procedían de Europa, la Mesopotamia, el valle del Indo y regiones tales como el Sur de Siberia.

Vía| Las momias de Urumchi. Elizabet Wayland, Ed. Debate, 2001

Comentarios